Jugadores de la ‘U’ festejan el tanto de Andrés Chicaiza en el estadio Jocay. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Corrían el minuto 44 del primer tiempo de la final de la Copa Ecuador entre Liga y Delfín en Manta. Los albos la pasaban mal. Delfín ganaba 1-0 y era un ‘tsunami’ que tenía a los quiteños contra las cuerdas.
En aquel instante, Liga halló respiro. Andrés Chicaiza tomó el balón por la izquierda. Hizo dos controles con su botín derecho. Luis Ayala le pasó por un costado y se llevó la marca de Pedro Perlaza. Pero el ‘Mago’ tenía otros planes: hizo un amague hacia el centro y vio cómo Rodrigo Aguirre corría en diagonal hacia el área. Le envió un pase fuerte, pero el ‘Negro’ no alcanzó a tocarlo. Tampoco pudo rechazar el golero Pedro Ortiz. Gol de Liga.
“El árbitro Roddy (Zambrano) le preguntó a Aguirre si la había tocado. Él dijo que no. Por ende me dieron el gol a mí, el tanto de la Copa”, contaba Chicaiza esta semana con orgullo. Liga perdió el partido 3-1, pero la conquista de visitante le permitió alzar la Copa.
Cristian Martínez Borja (izq.) y Andrés Chicaiza (der.) de Liga de Quito.Foto: API
En la ida, Chicaiza también convirtió. Su gol llegó luego de la polémica jugada en la que Antonio Valencia fue con ímpetu tras el balón y dejó marcados sus botines en la pierna de Bruno Piñatares. El balón quedó servido para Chicaiza que remató esquinado para poner el definitivo 2-0.
“En estos últimos partidos me he sentido importante para el equipo. A todo jugador le gusta estar en la cancha. Creo que estoy rindiendo”, confesó el mediocampista que cumple el primero de los cinco años de contrato con los universitarios.
En el cuerpo técnico del conjunto universitario, la confianza hacia Chicaiza ha ido creciendo a lo largo de la temporada. A finales del año pasado, la directiva del equipo decidió comprarlo al Delfín y desembolsar USD 1 millón por un proceso a largo plazo.
Sin embargo, el entrenador Pablo Repetto miraba con recelo el fichaje: el estilo pausado de Chicaiza no calaba en sus patrones de juego, en donde se privilegia el vértigo y la necesidad de que los futbolistas ofensivos retornen a posiciones defensivas cuando se pierde el esférico.
Pero Chicaiza no desmayó. En ello, según reconoció el mismo protagonista, fue importante el apoyo familiar. Su esposa Daniela Hermosa y su hija Noelia , de un año, son su principal bastión.
Repetto tiene otra visión del proceso de su 10. Según él, en el primer semestre del torneo, el jugador estaba muy presionado. “Todos pedían que juegue, que resuelva los partidos. Se generó una presión, una carga complicada para él. Chicaiza se fue liberando durante la temporada, ahora luce más cómodo y rinde mucho más”.
¿Cómo es la relación entre el entrenador y el otavaleño? Chicaiza la califica como ‘normal’. “Siempre respeté las decisiones de los cuerpos técnicos. Solo intento aprovechar las oportunidades”.
El 10 le ganó la pulseada en el remate de la temporada a Jhojan Julio en el puesto de enganche por detrás del punto Aguirre. El sábado será titular en el partido ante Universidad Católica, en el estadio Rodrigo Paz, en el inicio de los ‘playoffs’. El mediocampista no quiere quedarse solo con la celebración de la Copa Ecuador. Ahora busca su segundo trofeo, el de la Liga Pro.