Una fotografía de archivo del pasado 4 de octubre de 2019 que muestra al ex jugador y comentarista deportivo Michael Robinson durante un acto promocional en Madrid. EFE
El exfutbolista y comentarista de radio y televisión Michael Robinson, murió a los 61 años, tras una larga lucha contra el cáncer. “Con tremenda tristeza os comunicamos el fallecimiento de Michael. Nos deja un gran vacío, pero también innumerables recuerdos, llenos del mismo amor que le habéis demostrado”, se informó este martes desde su cuenta oficial de twitter.
“Os estaremos eternamente agradecidos por haber hecho a este hombre TAN FELIZ, nunca caminó solo. Gracias”, concluyó el mensaje, en referencia a la canción que acompaña al Liverpool, equipo en el que vivió su mejor época como futbolista.
Nacido en Leicester, Robinson empezó su carrera futbolística en 1975 en el Preston North End, antes de pasar por Manchester City y después Brighton, antes de acabar en el Liverpool en 1983, donde jugaría su temporada más exitosa (1983-1984).
Este delantero inglés, alegre y bromista, ganó con los reds una Liga, una Copa de la Liga y una Copa de Europa en la final continental en la que el Liverpool se impuso en la tanda de penales a la Roma en la capital italiana. De Liverpool, Robinson, perseguido por lesiones de rodilla, se fue al Queens Park Rangers (1984-1986), de donde iría al Osasuna de Pamplona español en 1987, equipo en el que colgaría las botas dos años después.
Internacional con Irlanda en 24 ocasiones, con la que marcó 4 goles, Robinson, como él mismo confesó en varias ocasiones, se enamoró de España y comenzó en este país una fructífera carrera como comentarista para televisión, radio y prensa.
Su característico acento inglés y su peculiar sentido del humor se hicieron pronto populares en el panorama audiovisual español, donde trabajó en la televisión pública española, comentando, entre otros, el Mundial de 1990, así como en Canal+ o la cadena SER.
El propio Robinson había anunciado el 12 de diciembre de 2018 en una entrevista en un programa de la SER que le habían diagnosticado un “cáncer de los malos”, un melanoma. Su muerte ha desatado una catarata de mensajes de solidaridad empezando por el Osasuna, el equipo donde jugó en España y los medios en los que trabajó.