Deportivo Quito confirmó una tendencia que se inició en el 2008, con una histórica renovación en la dirigencia: una nueva potencia futbolística está emergiendo en Pichincha.
Los azulgranas han ganado tres de los últimos cuatro Campeonatos, pero quizás ninguno fue tan fácil de obtener como el del 2011: el equipo de la Plaza del Teatro nunca bajó del tercer lugar, se impuso con tres fechas de antelación en la segunda fase y se llevó la victoria en los dos cotejos finales ante Emelec, sin recibir ni un solo tanto.
Hubo un momento, sin embargo, en que el Quito temió la derrota. Fue en la primera fase, cuando el DT argentino Fabián Bustos comandaba la plantilla. Bustos, un ex jugador chulla que fue contratado por su identificación con el club, obtuvo al principio buenos resultados (una victoria sobre Barcelona en Guayaquil fue lo más resonante); pero luego decayó y, de líder absoluto, el Quito pasó al tercer lugar.
El presidente Fernando Mantilla se decidió por un cambio en el banquillo, pues consideró que Bustos, a pesar de su excelente relación con los jugadores, no lograba transmitir la jerarquía necesaria para ganar los partidos.
El escogido fue el argentino Carlos Ischia, cuya hoja de vida era deslumbrante: durante una década fue asistente del ya legendario entrenador Carlos Bianchi en Vélez Sarsfield y fue campeón con Boja Juniors.
Ischia logró calar rápidamente en el plantel y ganó la segunda fase, en una campaña que apenas tuvo incidentes. Una derrota con Liga de Quito y un empate con el colista Imbabura fue lo más alarmante que ocurrió, pero que nunca alteró lo básico: Deportivo Quito fue líder de principio a fin de la etapa, con un mínimo de cinco puntos de ventaja sobre Barcelona, su escolta.
La campaña incluso tuvo ribetes anecdóticos, como los nueve cotejos consecutivos en que la ‘AKD’ no recibió goles y los ocho cotejos seguidos con victorias sin goles en contra.
Ischia se respaldó en jugadores como el arquero Marcelo Elizaga (quien por primera vez pudo ser campeón en Ecuador), los defensas Isaac Mina, Juan Carlos Paredes y Luis Checa; los volantes Luis Saritama y Fidel Martínez, y el delantero Matías Alustiza, quien apareció para suplir la repentina sequía de goles de su compatriota Maximiliano Bevacqua.
De las dos finales, Ischia se lució más en el cotejo de ida, en el estadio Capwelll. El Quito ganó por 1-0 con tanto de Martínez (y complicidad del arquero Wílmer Zumba) y un sistema de marcación que anuló a los eléctricos.
La revancha fue más dura, pues Emelec saltó a un repleto Olímpico Atahualpa con un esquema de marca eficiente que generó un cotejo sumamente parejo, con muchas faltas. Pero, tras un disparo que atajó Elizaga en un mano a mano con el emelecista Walter Iza, un soberbio remate de Alustiza puso el 1-0 que le dio al Quito su quinta estrella.