Los estadios fueron el templo del hincha

El Mundial de Sudáfrica 2010 alcanzó un gran éxito en el rubro de los espectadores: los estadios estuvieron llenos en un 93% de su capacidad a lo largo de los 64 partidos disputados. Este porcentaje es el promedio oficial dado a conocer ayer por la FIFA en su página oficial de Internet.

Los partidos, en total, reunieron a 3,18 millones de personas, con una venta del 97% de los boletos ofertados por la organización.

El total de público que siguió los partidos del Mundial de Sudáfrica fue el tercero más elevado de la historia, y apenas ha sido superado por las citas de Estados Unidos 1994 y de Alemania 2006.

Sudáfrica gastó USD 4 000 millones para construir o renovar los diez estadios que acogieron los partidos de esta primera Copa del mundo en suelo africano, así como en levantar obras complementarias de transporte.

Los aficionados utilizaron las vuvuzelas, típicas en Sudáfrica, y crearon un enorme estruendo durante todos los partidos. Las ahora famosas trompetas fueron el toque característico de la fiesta en las gradas, como lo fueron la ola en México 1986 o el papel picado en Argentina 1978.

El refuerzo de las entidades de seguridad, los 46 000 policías y las 300 cámaras instaladas para el torneo lograron que casi no se produzcan incidentes relacionados con el Mundial en los estadios y sus calles aledañas.

Eso sí, los turistas extranjeros se quejaron de la pocas opciones para celebrar las victorias después de los encuentros. Como consecuencia de la herencia de costumbres del Apartheid (la segregación racial como política de Estado) y de la alta criminalidad, el sudafricano regresa rápidamente a casa, según una evaluación de la agencia de noticias DPA.

El pulpo Paúl se ‘jubiló’ y no volverá a adivinar resultados

El pulpo Paúl hizo lo que todo artista, escritor, político o futbolista debería imitar: retirarse en la cima de su carrera.

Los responsables del acuario Sea Life de Oberhausen, en Alemania, anunciaron que Paúl, el pulpo que se hizo famoso por pronosticar correctamente ocho partidos del Mundial, se retira de las adivinanzas.

Deja su ‘oficio’ con gloria, tras haber acertado todos los siete cotejos que jugó Alemania y de haber predicho al ganador de la gran final, en que España venció a Holanda y se proclamó campeón.

Ahora, una vez concluido su estrellato mediático -con transmisiones de sus pronósticos en vivo y en directo por canales de televisión de numerosos países-, Paúl volverá a hacer lo que mejor sabe hacer: divertir a los niños que visitan el acuario, el cual ahora tiene una réplica de la Copa del Mundo de la FIFA.

Sea Life, que cobra USD 12 dólares la entrada a los niños, no venderá a Paúl ni tampoco lo dejará libre.

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