Enner Valencia mantiene viva en México la mística de los futbolistas ecuatorianos

El delantero ecuatoriano del Pachuca, Énner Valencia (izq.), elude la marca de Giovani Marín, defensor de Cruz Azul. Mario Guzmán  / efe

El delantero ecuatoriano del Pachuca, Énner Valencia (izq.), elude la marca de Giovani Marín, defensor de Cruz Azul. Mario Guzmán / efe

Con un fútbol vistoso que lo tiene como el mejor jugador del Clausura 2014, Enner Valencia ha conseguido mantener vigente en México la mística de los futbolistas ecuatorianos que parecía perdida tras el deceso en el 2013 del gran goleador Christian Benítez.

En una liga como la mexicana, en la cual alguna vez fallaron figuras como el crack brasileño Bebeto y el gran mediocampista alemán Bernd Schuster, el delantero del Pachuca ha encontrado la tierra fértil para sacar su talento y es el virtual campeón goleador del torneo Clausura a falta de dos jornadas.

Con su instinto de depredador del área, Valencia ha sido el futbolista más destacado de lo que va del campeonato y gracias a él los Tuzos se mantienen en la zona de clasificación, a pesar de ser un equipo con altibajos en su rendimiento.

En una jugada más propia del ajedrez que del fútbol, los directivos de los Tuzos se deshicieron a finales del 2013 de una de sus principales figuras, el colombiano Duvier Riascos, y trajeron a Valencia del Emelec, confiados en que el ecuatoriano anotara goles por racimos como hizo en su anterior club con el que fue líder anotador de la Copa Sudamericana.

Como ocurre con los jugadores goleadores auténticos, Enner no necesito períodos de adaptación al fútbol de México, difícil porque se cambia a menudo de clima, altitud y condiciones, y apenas en su tercer encuentro convirtió su primer gol, para colaborar en el triunfo 2-1 sobre el Tijuana.

A partir de ahí suma un promedio de una diana por encuentro y lleva una seguidilla de cuatro desafíos con por lo menos un gol, lo cual lo tiene en el primer lugar de los anotadores con 12, tres más que su más cercano perseguidor, el argentino Martín Bravo, de los Pumas, lesionado.

"Cuando uno se propone una meta la consigue, yo soñaba con ser futbolista y es lo que soy", repite a menudo Valencia, un jugador veloz, con buen sentido de colocación en el área que con sus 1.80 metros de estatura es sobresaliente en el juego aéreo.

En el Clausura ha anotado dos goles en cuatro encuentros y es el punto de apoyo del Pachuca, el mejor equipo mexicano en los últimos 16 años, obsesionado con regresar a la disputa de los títulos, luego de no ganar uno de liga desde 2007.

Valencia ha insistido que más que su rendimiento, apuesta al del grupo, pero su buen momento de forma no pasa inadvertido para el entrenador de la selección ecuatoriana, Reinaldo Rueda, quien lo ve como un candidato a la selección de la Copa Mundial de Brasil.

En sus sueños más delirantes, Rueda sueña en que como ha hecho en México, Valencia haga recordar a Benítez, el mejor jugador ecuatoriano de este siglo, pero el joven prefiere apostar al día a día y por ahora solo se mantiene concentrado en su próximo partido, el sábado contra el Puebla.

Es su manera de seguir fiel a la teoría de que recorrer feliz el camino hacia los grandes sueños es quizás más importante que lograrlos.

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