En el marcador no hubo un perdedor, pero en la práctica los dos equipos resultaron perjudicados con el resultado: El Nacional se quedó sin opciones de ir a la Sudamericana y Deportivo Quito mira cada vez más lejos la opción de pelear por el primer puesto y alcanzar la final del torneo.
El cuadro chulla sigue tercero la tabla con 36 puntos, cinco menos que Emelec. Ayer con el empate, el Quito se clasificó a la Sudamericana, pues mantuvo su diferencia de cuatro puntos con El Nacional. Pero su objetivo central es alcanzar la final del torneo y para lograrlo, cifra sus esperanzas en los dos partidos que tienen pendientes: el miércoles ante Liga y el domingo ante el Manta. En cambio, al cuadro eléctrico solo le resta un partido: ante Espoli como local.
Ayer el juego entre chullas y criollos fue parejo, interesante. El Quito y El Nacional se esforzaron por ganar y entregaron un espectáculo con un ida y vuelta permanente y emociones constantes.
Pese a quedar fuera de la Copa Sudamericana, el técnico Mario Saralegui estaba tranquilo luego del partido. El uruguayo, estudiante de Psicología, no dudó en levantar la moral de su equipo y en la rueda de prensa ponderó el esfuerzo de sus jugadores. “Terminanos luchando”.
Los dos equipos necesitaban ganar para seguir en pelea por la Copa y el torneo local. Más urgencias tenía El Nacional, al que solo le servía vencer para acceder a la Sudamericana.
Sin embargo, el Quito fue desde el inicio el equipo que más buscó atacar. El cuadro azulgrana tuvo luz hasta cuando Luis Fernando Saritama estuvo en la cancha.
El volante lojano vive su mejor momento deportivo: es capitán y titular indiscutible en el equipo y en la Selección se ha transformado en un valor clave para el DT Reinaldo Rueda. Ayer jugó 69 minutos y durante ese tiempo no paró de generar opciones para sus delanteros Maximiliano Bevacqua y Fidel Martínez.
Martínez, quien goza de la confianza del DT Carlos Ischia, desperdició dos opciones de anotar. Falló ante Bonard García, quien ayer estuvo seguro y rápido.
Saritama se asoció continuamente con Oswaldo Minda por la derecha y le generaron problemas a Ricardo López, el lateral criollo. El manabita no solo que no podía proyectarse, sino que tenía problemas para contener a los dos volantes que avanzaban sin problemas por su sector.
El Nacional apeló a la picardía y cambio de velocidad de Renato Ibarra. El volante le generó complicaciones a Isaac Mina.
Sin embargo, el juvenil salió lesionado a los 30 minutos. Su ausencia afectó al equipo que tuvo problemas para llegar al arco de Marcelo Elizaga. Solo lo hacía a través de los remates de Marwin Pita y de Hugo Vélez.
El partido era parejo y solo podía desequilibrarse con inspiraciones individuales o con jugadas elaboradas. Pese a que durante la semana, Saralegui advirtió a sus jugadores de que una de las fortalezas del Quito era el juego aéreo, el gol chulla llegó por esa vía: en el segundo tiempo, un centro de Santiago Morales fue bien cabeceado por Luis Checa para el 1-0.
Sin embargo, el Quito equivocó el planteo. Tras el gol se replegó y solo dejó libres para el contragolpe a Bevacqua y a Martínez.
En El Nacional ingresaron Christian Lara y Edmundo Zura en un intento por potenciar el ataque. Pero el empate llegó a través de Édison Preciado.
El resultado no ayudó a criollos ni chullas. El Deportivo Quito depende de Emelec y Liga para acceder a la final.
La figura
É. Preciado fue hábil e inquietó a los chullas
El delantero de El Nacional anotó el gol del empate en el segundo tiempo. Él junto a Marwin Pita fueron los jugadores más peligrosos del cuadro criollo, que dominó las acciones en el segundo tiempo. Preciado remató continuamente desde fuera del arco hasta que pudo anotar su conquista. Siempre se movió por los sectores izquierdo y derecha de la cancha. Esa actitud fue valorada por el entrenador Mario Saralegui.
La contrafigura
M. Bevacqua no influyó en su equipo
Bevacqua tuvo poca participación en el ataque del equipo azulgrana. Los defensores Javier Chila y Frickson Erazo pudieron contenerlo con facilidad. Además, Bevacqua no logró conectarse con Fidel Martínez, su compañero de ataque. Él no estuvo atento a los rebotes que dejó la zaga criolla, sobre todo en el primer tiempo. Jugó 90 minutos. Su jornada fue de desaciertos. Lució desconectado de sus compañeros.
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