Los aficionados celebraron el primer gol de la Selección en el patio de comidas del centro comercial Mall del Río. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
Con euforia y angustia. Así vivieron los cuencanos el triunfo de Ecuador ante Uruguay (2-1), en partido válido por la tercera fecha de las eliminatorias al Mundial de Rusia 2018. Al final del juego se mostraron ilusionados porque la Tricolor sumó nueve puntos y se afianzó en la cumbre del certamen.
Uno de los lugares de mayor concentración fue en el patio de comidas del centro comercial Mall del Río, ubicado al sur de Cuenca. Allí unas 500 personas, vestidos con los colores de Ecuador, observaron en pantalla gigante el compromiso que juntó a los mejores equipos de las dos primeras jornadas, puesto que ganaron a sus dos rivales de turno.
Los aficionados festejaron sin reservas el gol de Felipe Caicedo, marcado a los 23 minutos de juego. Luis Zamora, uno de los presentes, resaltó la habilitación de Christian Noboa para Juan Carlos Paredes. “Con ese pase acabó con toda la marcación férrea que puso Uruguay ante nuestros principales jugadores”.
Los aficionados celebraron el primer gol de la Selección en el patio de comidas del centro comercial Mall del Río. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
La tristeza llegó a los 49 minutos, cuando el delantero del Paris Saint Germain, Edinson Cavani, venció al portero Alexander Domínguez. El silencio fue elocuente, solo atinaron a tomarse la cabeza y a mirarse entre los presentes como buscando una explicación.
Pero, a los 59 minutos, la alegría se volvió a instalar en el lugar cuando Fidel Martínez aprovechó un remate de Jefferson Montero y superó al portero Fernando Muslera. Con una alegría desbordante, Leonardo Fernández sostuvo que el tanto de Martínez llegó en el momento preciso.
Los aficionados celebraron el primer gol de la Selección en el patio de comidas del centro comercial Mall del Río. Foto: Xavier Caivinagua/ EL COMERCIO
La angustia se hizo presente en los aficionados cuando el árbitro Ricardo Marques dispuso que se juegue cinco minutos adicionales. La mayoría se puso de pie, hacía fuerza y silbaba para que el partido se terminara. Marques pitó el final y el patio de comidas se convirtió en un salón de fiesta.
En otros sectores de la ciudad, los cuencanos salieron a las calles para festejar la tercera victoria seguida de Ecuador. Unos hacían sonar los pitos de los carros y otros portaban camisetas y banderas de la Tricolor.