Carolina Estrada entró a la agrupación Master of the Streets (Amos de la calle) cuando tenía 10 años. Ahora tiene 16. Vive en la Parada 11, barrio popular de Esmeraldas, pero pasaba más tiempo en la Isla Piedad, sector ubicado junto al río Esmeraldas. En el 2007, fue declarado por la Policía Nacional el más peligroso de esa ciudad.
Ese es el centro de operaciones de los Master, agrupación que, según Carolina, protagoniza con frecuencia “enfrentamientos sangrientos con los Latin King y los Ñetas”.
Hace tres años, ella vio cómo uno de sus compañeros de grupo cayó a sus pies, abatido a tiros, durante una pelea con los “King”, como los llama. Tenía 13 años. Esa muerte la hizo optar por la paz e ingresar al grupo de fútbol callejero del colegio Cristo Rey de Esmeraldas, donde estudia actualmente.
Gracias a su vocación de líder, fue seleccionada para integrar el equipo ecuatoriano que desde el 4 de julio jugará el Mundial de Fútbol Callejero en Sudáfrica. Este torneo cuenta con el aval de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) y se desarrollará hasta el 10 de agosto en el barrio Alexandra, en Johannesburgo.
Contará con la participación de 32 delegaciones. Entre ellas destacan organizaciones que utilizan el fútbol para combatir la violencia étnica en Israel y Palestina, la contaminación medioambiental en los barrios marginales de Kenia, la educación sobre el VIH y SIDA en Sudáfrica, la educación sobre las minas terrestres en Camboya y las pandillas en Ecuador.
En la selección ecuatoriana se encuentra también Jorge de León. Él es parte de la agrupación Máster, pero vive en el Guasmo Norte, barrio popular ubicado en el sur de Guayaquil.
Hace un año dejó de participar en los enfrentamientos que tienen a menudo con los Latin King y con Los Ñetas. Lo hizo después de protagonizar una pelea que dejó cuatro jóvenes muertos y 10 heridos durante una fiesta por el aniversario del grupo.
Kevin Baquerizo, de 17 años, pertenece a la agrupación New People. Esta, a diferencia de otras organizaciones, es pacífica y expresa sus problemas a través del grafiti. Ellos se inclinan por el Art Graffiti, extraído del hip- hop en las décadas del 70 y 80, en las calles estadounidenses.
Raiza Ayoví presenció su primera muerte a los 12 años. Recién había ingresado a la agrupación Latin King cuando vio cómo uno de sus compañeros mató a un Ñeta en el barrio Santa Martha 2, en Esmeraldas. Desde ese momento dejó de participar en hecho violentos y empezó también a jugar fútbol callejero, al igual que Carolina, en el colegio Cristo Rey.
El resto del equipo lo completan Luis Blasio, David Aguayo, Laura Moya y Diana Párraga. Ellos pertenecen a la agrupación A Ganar, que trabaja con menores con problemas de conducta. Esta organización y Ser Paz, fueron seleccionadas por la FIFA , “porque fomentamos el desarrollo social a través del fútbol”, sostuvo Nelsa Curbelo.
En total, las delegaciones representan a 50 organizaciones de 35 países. “El fútbol callejero es un método alternativo de resolución de conflictos. Los chicos ponen sus propias reglas y hace una evaluación del partido”, agregó el sacerdote José Antonio Maeso, técnico de los ecuatorianos.