La Tricolor femenina juega hoy su último cotejo del grupo A de la Copa América, con una meta cercana a la quimera: ganar por tres goles de diferencia al campeón defensor, Argentina, para clasificarse al cuadrangular final del torneo.
El partido es hoy en el Olímpico de Riobamba, desde las 19:00. Dos horas antes, peruanas y bolivianas, colistas de la llave y eliminadas, se miden en el mismo estadio para dirimir cuál acaba en el fondo del tablero, dominado por las albicelestes, con 9 puntos +6.
El grupo otorga dos cupos. Ecuador tiene 6 puntos +1. Debe ganar por tres goles a Argentina para alcanzar los 9 puntos y el +4 de gol diferencia, lo que dejaría a Argentina eliminada, con 9 puntos y +3. Chile, que suma 9 puntos y +5, ya está clasificado. Las chilenas tienen fecha libre.
El cuadro del DT ecuatoriano Juan Carlos Cerón, pese a que es local, no es el favorito. Sus planes eran llegar a este encuentro clasificado o al menos con la necesidad de conseguir apenas un empate. Pero marcar tres goles y no recibir ninguno del único cuadro del grupo que exhibe rendimiento perfecto parece inalcanzable.
El equipo de Argentina, comandado por el DT José Carlos Borrello, ganó tres partidos seguidos, con un mínimo de dos tantos por duelo. Está invicto. Solo ha concedido un gol. Está adaptado a la altitud de la Sierra, pues llegó a Quito el 21 de octubre.
Quizás la mayor virtud del rival, la que a la larga marca diferencias, es el proceso que cada país vive de su fútbol femenino. Argentinas y ecuatorianas están más cerca del amateurismo que del profesionalismo, pero las albicelestes tienen torneos de exigencia y militan en clubes profesionales.
El DT Borrello lidera una etapa que ya va por su tercer año en la selección, cuyas integrantes exhiben un estado físico propio de la alta competición. Sus movimientos son mecanizados y hay espacio para la individualidad.
La falta de partidos internos perjudica a Ecuador, cuyo técnico está cuatro meses al frente del plantel. La defensa Lorena Aguilar, después del triunfo por 4-3 sobre Bolivia, reconoció que la poca actividad genera que la mayoría de las seleccionadas llegaran con sobrepeso a las concentraciones.
El mayor déficit de la Selección se localiza en la definición. Como ocurre en la Tricolor de varones, las mujeres no lograron anotar pese a que en los tres partidos anteriores generaron suficientes opciones. La delantera Mónica Quinteros marca un gol por partido, pero desperdicia cinco.
Los penales han sido el peor rubro. Las ecuatorianas fallaron los dos lanzamientos que han tenido. Patricia Freire falló ante Chile, que ganó 2-1, e Íngrid Rodríguez se equivocó ante Bolivia, que perdió 4-3. Si esos penales se hubieran convertido, la Tri no hubiera llegado presionado a este juego.
En realidad, más que presión hay tristeza. Después de la victoria sobre Bolivia por 4-3 hubo lágrimas por parte de algunas jugadoras, pues no se logró un marcador amplio ante un rival que, teóricamente, llegaba disminuido.
Ayer hubo una sesión de motivación para afrontar el partido de hoy como lo que en verdad es: una despedida. Jugarlo con entrega, como ha sido la tónica de las tricolores, es la promesa.