Los entrenadores jóvenes conviven con el estrés en equipos prestigiosos. ¿En qué momento se mantienen o desertan?
Yo siempre he vivido del fútbol. Antes de venir al Quito estuve 18 meses como entrenador del Manta, lo que sirvió de mucho en mi carrera. Ustedes los periodistas dicen que soy un técnico joven, pero la presión me la pongo yo y no el entorno. Digo esto porque sé lo que es el Deportivo Quito.
Pero su caso es más extremo porque usted llegó a un equipo estructurado que quería ganar la Libertadores
Cuando me contrató la institución, a fines de diciembre, conocíamos cuál iba a ser el escenario que se presentaría. Pero en todo este tiempo creímos y la dirigencia quiere empezar a conseguir cosas importantes. Ellos no me dijeron que con el actual equipo había que ser cuarto o terminar en la final de la Libertadores. El objetivo sí es ganar el campeonato e ir a la Sudamericana.
¿Entonces sí hubo presiones?
La presión fue desde afuera. La originaron los hinchas, con justo derecho, y los periodistas. Adentro no hubo eso.
¿Usted está seguro de eso?
El presidente y la dirigencia estaban con ganas que pasábamos al Independiente. Ellos no dijeron que el proyecto se cortaría con la eliminación. La presión vino desde afuera con comentarios de que mi contrato se terminaría al no pasar la otra fase de la Copa.
¿Pero ese escenario lo hicieron los directivos?
Puede ser que hayan sido ellos, pero lo hicieron involuntariamente. El Quito va camino a conseguir cosas importantes y ojalá que sea conmigo o talvez en los próximos años. Y claro que hay que ver a un Quito ganador porque ahora tiene a los mejores jugadores.
¿Pero el convivir con el prejuicio de ser joven o viejo afecta?
Hay dos formas de encarar la vida: hoy dicen que yo soy joven o que soy malo. Nadie está en esa capacidad de decir eso. Digo esto porque uno de los ejemplos contrarios a esos comentarios es lo que ha hecho Pepe Guardiola, quien siendo joven ganó todo con Barcelona. Otro en el país es Omar Asad, de Emelec, quien trabajó 18 meses antes de venir a Ecuador, pero en Guayaquil ni en Argentina nadie ha hablado que es joven e inexperto.
Hoy los entrenadores son cuestionados porque son demasiados ofensivos o defensivos, ¿eso variará con el tiempo?
Yo soy de la línea de jugar siempre ofensivo y por eso tengo amigos que me llaman y me dicen que me cuide un poco más. Pero el fútbol hay que sentirlo y así hay que practicarlo. Esa discusión será eterna de quién es mejor o quién planteó mejor su equipo, pero en el Quito somos ofensivos.
Esa teoría de que la táctica y lo físico hoy son el 50% y el resto es el positivismo de las personas, se aplica en el país.
Liga ya lo hizo y lo hace acá en el país. Su primer paso fue al momento de ganar la Copa Libertadores y desde allí ha logrado otras cosas. Lo emocional es tan básico como lo físico y lo técnico.
¿En ese camino se puede encontrar a jugadores que pasan de positivos a negativos o no?
Esos cambios pasan entre los más experimentados porque estos siempre quieren jugar. Pero hay unos positivos, que los hay en el Quito, que se sacrifican diariamente. Pero los negativos también hay muchos y el peligro será no descubrirlos y no hablar con ellos.
¿Pero eso pasa por el profesionalismo del jugador y la forma como ustedes los dirigen?
Los técnicos y la dirigencia trabajan para mejorar. Pero, aclaro, que todavía hay jugadores que cobran como profesionales y que juegan como amateur.
¿En su equipo?
(guarda silencio) No suelo hablar del jugador porque también lo fui. Digo en forma general.
¿Pero eso es provocado por el mismo entorno del futbolista?
El ganar más dinero originó un escenario más complejo. Ahora los jóvenes encuentran más cosas negativas que los despistan y desvían.
En esa variabilidad del futbolista ¿cómo es más recomendable manejar hoy a la persona?
Es difícil hacerlo porque los jugadores jóvenes de ahora son más rebeldes. Hay que hacerlo en grupos porque ellos creen que ya son duchos, pero no es así. Uno trata de decirle que asimilen bien el éxito y el fracaso porque en el fútbol esa curva es más evidente.
¿Eso quiere decir que ahora el futbolista hace y escucha poco?
Hay de todo: ejemplos buenos y malos. Por lo general en el grupo se ubica rápido al líder positivo que se entrena bien, que llega temprano y se va tarde.
Pero los jugadores también sacan a los técnicos, en ese caso, ustedes cómo llegan a identificar al líder negativo
Los técnicos se van porque a veces tampoco son del agrado de los jugadores. En un plantel de 25, solo hablan cuatro o cinco. Ante ellos, el técnico tiene que tener la capacidad de leer lo que piensan, pero en caso de que no lo hagan, el entrenador es el equivocado.
Y en su equipo cuáles son esos positivos y negativos
Todos son positivos.