Ángel Alama nació en 1956 en el cantón Sozoranga, provincia de Loja. Se autodenomina como el hincha número uno del Deportivo Cuenca, al cual alienta con tres banderas y una máscara de un león que lo diferencia del resto de aficionados.
El domingo 16 de febrero de 2025, Ángel Alama viajó desde Santo Domingo de los Tsáchilas, ciudad en la que reside desde los 15 años de edad, para alentar al Deportivo Cuenca en la primera fecha de la Liga Pro ante El Nacional en el estadio Olímpico Atahualpa.
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El ‘león’ que persigue al Deportivo Cuenca
Ubicado en la tribuna principal del Atahualpa, Alama acomoda sus banderas y por un momento deja la máscara del león en una de las butacas amarillas del escenario enclavado en la Av. 6 de Diciembre, al norte de Quito.
“Yo mismo hice la máscara con papel periódico, engrudo y lana. Me fijé en un modelo que vi y traté de hacerle todos los detalles”, le cuenta a EL COMERCIO, mientras cuelga una de las banderas.
Una de ellas es de color rojo y tiene escrito Cuenca. En cada una de las letras le incluyó los nombres de Liciardi (Ángel) para rendirle un homenaje al delantero argentino que es el máximo anotador de la historia del club con 116 gritos de gol y Pereyra (Juan Domingo), arquero argentino entre 1977 y 1980.
Continúa con Caicedo (Iván), apodado el ‘clavo’, que integró el equipo desde 1971 a 1983; Marín (Pablo), jugador cuencano muy recordado en el equipo; y Alejandro Serrano Aguilar, uno de los fundadores de la institución en 1971 y cuyo nombre lleva el estadio azuayo.
Otra de las banderas tiene el escudo y otra el león, el animal con el que se los identifica a los ‘Camisetas coloradas’ que en el 2025 siguen bajo la dirección técnica del argentino-ecuatoriano Norberto Araujo.
Su amor por los colores del Cuenca se forjó en una época que en Ecuador la televisión estaba en un segundo plano y la que gobernaba en las transmisiones deportivas era la radio.
“Escuchaba la radio y me gustó que era un equipo que respetaba a los rivales, pero que no se dejaba pasar por encima de nadie. Por la institución han pasado grandes jugadores que hicieron que me haga hincha y que lo siga a casi todos los estadios del país”, comenta.
Ángel Alama, hincha número uno del Deportivo Cuenca.
El 2004, un año irrepetible
Alama a los nueve años dejó la provincia de Loja y se trasladó a El Oro. A los 15 armó las maletas y se mudó a Santo Domingo de los Tsáchilas. En todas estas localidades estuvo vinculado a equipos amateur y de segunda categoría.
Cuando jugaba, ocupaba la posición de arquero. Una vez retirado, pasó a ser entrenador. Ese trabajo se convirtió en su forma de vida y en el sustento con el que se gana la vida hasta la actualidad.
Comenta que el título de 2004 de los morlacos “fue lo más hermoso que le pudo haber pasado” y es la gran alegría que tiene, al punto que en Santo Domingo, donde es conocido por ser su único hincha, armó su propia caravana para festejar.
“Cuando quedamos campeones, contraté unos carros y organicé una caravana. Tenía banderas y le pedí a varios conocidos que, sin ser hinchas, me acompañaron en los festejos en aquel inolvidable año“.
De ese plantel campeón mantiene una relación de amistad con Carlos Armando Gruezo, actual integrante del cuerpo técnico del argentino Luis Zubeldía en el Sao Paulo; que le entregó personalmente la camiseta con la que festejaron la inédita consagración.
También se emociona cuando habla de sus hijos, quienes migraron al extranjero, pero que lo apoyan en todo momento y siempre le piden que se “cuide” cuando sale a alentar a su equipo.
Finalmente, espera que Araujo y los actuales jugadores tengan un año en el que puedan alcanzar buenos resultados para volver a ser protagonistas de la Liga Pro y estar entre los clasificados a un torneo internacional.
De momento, en la primera fecha de la Liga Pro celebró el triunfo 0-1 ante El Nacional en el Atahualpa. Al finalizar el juego guardó sus banderas, tomó su máscara y salió del estadio con una sonrisa en su rostro.
Ángel Alama, hincha número uno del Deportivo Cuenca.
Confesionario – segunda temporada en proceso
