El pugilista José Saant (centro), en el cuadrilátero. Foto: EL COMERCIO
A los 12 años, José Saant probó la ayahuasca por recomendación de su madre, Laura Sharup. Fue durante un ritual que realizó su familia en una cascada de Gualaquiza, en Morona Santiago, por la muerte de su abuelo, Miguel Sharup.
La ayahuasca es una bebida ancestral, que en kichwa significa liana de los muertos. Se elabora con plantas originarias del Oriente, cuyo uso está vinculado a prácticas chamánicas. Los pueblos indígenas amazónicos lo frecuentan.
Tras probar esa bebida -dice- tuvo una visión. “Me vi en grandes escenarios del mundo, boxeando, viajando en avión, algo imposible para un hijo de familia pobre”. Sin embargo, su visión no está lejana de la realidad.
Se siente orgulloso al recordar que su difunto abuelo fue adoptado y criado por Leonidas Plaza, expresidente del Ecuador. “Mi abuelo peleó en la guerra con Perú y de allí venimos, somos de una familia guerrera, combatiente”.
En el 2008 registró su máximo éxito como boxeador amateur. Ganó la medalla de bronce en el Preolímpico de Boxeo, con sede en Trinidad y Tobago. Ese año, “si ganaba otra pelea me clasificaba a las Olimpiadas de Pekín”. Quedó fuera al perder con el dominicano Juan Carlos Payano, campeón del mundo en la categoría gallo.
El pugilista shuar de 28 años fue seleccionado nacional entre el 2008 y 2011. Suma una segunda presea de bronce internacional obtenida en la Copa Independencia, cumplida en República Dominicana.
A escala nacional tiene 10 títulos conseguidos en las divisiones de 44, 46, 48, 50 y 52 kilos. En el 2014 dejó de ser un boxeador amateur y un año después se estrenó como profesional. Fue en Quito, ante David Antunich, de Sucumbíos. Ganó sin problemas.
Desde entonces ha sumado nueve combates profesionales y todos los ha ganado. Cuatro los hizo por la vía rápida (KO) y cinco por decisión unánime. Hasta ahora, reconoce, su rival más difícil ha sido el colombiano Michael Arango.
Este año tuvo tres combates. En Quito se enfrentó al guayasense Davinson Cabezas, en Macas al esmeraldeño Pedro Panezo y en Gualaquiza a Arango. Con ese último también combatió en noviembre del 2016, en Macas.
Saant agradeció a Marcelo Chumpi, actual prefecto de Morona Santiago, por ser su principal patrocinador. “En los últimos tres años ha invertido USD 27 000 en seis peleas profesionales”. Tiene otros auspicios, pero no son suficientes.
Su meta en el 2018 es pelear por el título sudamericano, con el aval del Consejo Mundial de Boxeo. La idea es organizarlo en Macas, pero se requiere un presupuesto de USD 10 000. Tendrá cinco combates durante el año, que incluye uno latinoamericano.
El sueño de Saant, quien admira al pugilista filipino Manny Pacquiao, es ser campeón mundial. Quiere pelear en los escenarios de Las Vegas, en Estados Unidos. El pugilista de Bomboiza cuenta que recibió propuestas de otros países.
Silvio Ayui, su técnico desde hace 10 años, destaca las combinaciones de golpes y la agresividad de su dirigido en el cuadrilátero. “Es perseverante y con ganas de triunfar”. Esas características le permitieron ser campeón nacional por cinco años consecutivos.
Saant, quien se entrena en Macas de 15:00 a 19:00 (de lunes a viernes), se siente orgulloso de representar a la nacionalidad Shuar. En el ring, luego de sus triunfos, aparece con la tahuasap en su cabeza. Se trata de una corona shuar-achuar. Representa fuerza y valor, usada por los guerreros y líderes.