Ya se acabó la Copa para Ecuador. Los hinchas se han desahogado, los twitteros han escrito de todo y el DT Rueda ha sido vapuleado. Ahora viene lo que nos distingue de los gorilas: la reflexión. En general, hay mucha ira por la campaña de la Tricolor a pesar de que no ocurrió nada diferente a lo habitual: otra vez, en el sótano; otra vez, sin ganarle a nadie; otra vez reaccionando al final y dejando la incómoda sensación de que el balance pudo ser mejor con un poquito más de entrega y menos de sobradez. La gran pregunta para muchos es si Reinaldo Rueda debe seguir al frente de la Selección. Contestarla no es tan fácil. Veamos por qué:
1. Las eliminatorias se iniciarán en dos meses. ¿Estamos seguros de que un técnico nuevo podrá enderezar a la Tricolor en ese lapso tan estrecho? Obviamente, solo podría ser si ese DT reemplazante conociera al fútbol ecuatoriano. Traer a alguien demasiado distanciado del país como Lavolpe (es un ejemplo, no se asusten) o Bielsa (es otro ejemplo, no sueñen) no arreglará el problema de fondo: encontrar al 11 ideal y sostenerlo en el tiempo. Un recién llegado no lo encontrará tan rápido porque esos técnicos trabajan con procesos, no al susto, y ese proceso requiere de tiempo. Ya no lo hay.
2. La lista de los que conocen al futbolista ecuatoriano, lleno de talento pero también de manías de estrella de rock, no es tan amplia como se cree. ¿Bauza? Un excelente profesional que no luce muy dispuesto a irse de Liga. ¿Fossati? No convence del todo su estilo neurótico además de que ya fracasó en Uruguay y Medio Oriente. ¿Carlos Sevilla? Su ‘frontalidad’ no es la medicina que requiere la Tricolor, en la que el tacto y la serenidad son urgentes. ¿Rubén Darío Insúa? Quizás termine convocando a Asencio. ¿Fabián Bustos? ¿Jorge Célico? ¿Patricio Lara? ¿Luis Soler? ¿Gabriel Perrone? ¿O quizás Alex Aguinaga generaría respaldo y confianza en este duro trance, aunque su paso por Barcelona no fue exitoso –aunque nadie es exitoso en ese club hace tres lustros, así que no es un dato en contra-?
3. Hay un nombre muy particular, el de Sixto Vizuete, el predecesor de Rueda. Hay dos problemas. El primero, que está con el Mundial Sub 20 encima y distraerlo sería perjudicial para los tricolores juveniles. El segundo, que está demasiado comprometido con Luis Chiriboga como para esperar autonomía en sus decisiones, además de que ya quedó claro que una selección de estrellas le queda enorme.
4. Aunque la mayor parte de la hinchada se siente defraudada con Rueda, lo cierto es que el DT colombiano ha adquirido una valiosa experiencia en esta tormentosa Copa. De los convocados, ya sabe quienes no deberían seguir. Su error mortal fue llevar a jugadores que no estaban en su proceso, como Méndez o Reasco, presionado por sus escasos resultados en los amistosos. Meterlos de golpe por pánico al fracaso y por lesiones imprevistas fue un mal paso que desarticuló un esquema. Aunque no todo salió mal, pues Araujo y Erazo resultaron mejores de lo esperado, pese a que deben acoplarse con más coordinación. Arroyo, si es domado, es un gran aporte. Benítez es mejor lanzador que definidor, no hay razón para mandarlo al tacho. En realidad, una lista de convocados nunca será del gusto universal y siempre generará suspicacias, tanto por las inclusiones (el hijo de Luis Chiriboga, representante de un jugador, fue blanco de críticas que intoxicaron el ambiente) como por las ausencias (aún se llora por la falta de Guerrón, Pedro Quiñónez…).
El DT debe tener personalidad para lidiar con esto, pero también debe obtener resultados para que su crédito no se devalúe ante el público. Rueda está devaluado, sin duda, pero parece que tendrá un poco más de plazo para demostrar que no vino a rascarse el pupo. Solo su renuncia voluntaria o una ruptura de contrato lo sacará de la Tricolor antes de jugar con Venezuela, pero todo indica que no piensa irse: ante Brasil, Rueda apenas hizo un cambio con respecto al equipo titular de la Copa, un mensaje de que seguía al mando y que pensaba morir en su ley. Lo demás ya lo sabemos: la Tricolor mostró una actitud totalmente distinta y también hubo más fútbol, lo cual maquilla ligeramente un papelón general. ¿Bastará ese cambio de actitud para llegar bien a las eliminatorias? El tiempo, el supremo juez de todos, lo dirá.
5. Queda pendiente el papel de Luis Chiriboga en esta crisis. También hay reflexiones necesarias, que serán expuestas el lunes.
Twitter: @guapodelabarra