Si en Brasilia el protagonista fue Neymar, en Río de Janeiro el rey fue Mario Balotelli. Fiel a su inclinación de resaltar sobre el resto, dentro y fuera del campo, el delantero fue clave para que Italia derrote 2-1 a México, El empate 1-1 con el que acabó el primer tiempo no reflejó la realidad del partido entre mexicanos e italianos. Con un Maracaná colorido y exultante, el fútbol de los aztecas pasaba por la inspiración individual de Giovanni dos Santos y Andrés Guardado.
Italia, con individualidades poderosas y determinantes como Mario Balotelli, Andrea Pirlo, Riccardo Moteolivo, era un equipo más armonioso y cohesionado.
Desde el arranque, todo quedó claro, sobre todo cuando el golero mexicano José Corona fue la víctima de los embates europeos. Casi siempre respondió bien. Bueno, casi… por que en el gol italiano, de Andrea Pirlo (27′), pudo intervenir mejor. Corona no voló bien, aparte de que el volante de la Juventus disparó un balazo.
El gol fue de pelota parada, pero la defensa mexicana integrada por Gerardo Flores, Francisco Rodríguez y Héctor Moreno, pasó por momentos de descontrol y distracción que hicieron recordar la gestión de sus colegas ecuatorianos en los últimos partidos eliminatorios.
Pero el brillo particular de ‘Gio’ no se apagó. A los 34, Andrea Barzagli lo detuvo en el área italiana. El penal fue evidente y Javier Hernández, el ‘Chicharito’, aprovechó la ocasión de, por fin, trascender.
En el segundo tiempo, la tónica se mantuvo. Temeroso de perder ese empate casi milagroso, José Manuel de la Torre, el DT mexicano, metió a un defensa (Hiram Mier) por un volante versátil (Javier Aquino). El Chepo se aferró a abroquelar la defensa y el medio campo. No quería dejar espacios.
Pero no contaba con Mario Ballotelli. Sin cosas raras en el pelo, el excéntrico atacante del Milán, juega al estilo callejero. Provocando al rival, arrancando con la pelota en los pies, sin reparar en su velocidad, ‘Súper Mario’ fue latente amenaza. Y apenas tuvo chance, castigó. Con su estilo por delante, el de los puntas de lanza letales y sin concesiones, el descendiente de africanos anotó el gol del triunfo, a los 77′.
A los 85′, cuando Antonio Gillardino reemplazó a Balotelli, Maracaná amenazó con venirse abajo. Más de 70 mil personas, propias y extrañas, se sumaron a la ovación.
México no ofreció ni variantes ni resistencia. Con ‘Gio’ dos Santos extenuado por ser multiservicio, el Tri azteca se resignó pronto y dejó claro el porqué de su mala hora.
‘Súper Mario’ fue el espectacular, pero Pirlo fue el ejecutor silencioso. Con su experiencia, capitalizó el respeto que México siempre le tuvo a Italia, la principal razón del triunfo azzurrri.