La dimisión forzada de Joao Havelange como miembro del Comité Olímpico Internacional (COI) se convirtió ayer en el primer temblor del terremoto que amenaza a la política del deporte mundial.
Según confirmó a DPA el COI, el brasileño de 95 años presentó su renuncia por motivos de salud. Pero el ex presidente de la FIFA elude así una expulsión de la organización olímpica, cuyo comité de ética lo investigaba por sospechas de corrupción en torno al escándalo de la empresa ISL.
Además de Havelange, el COI también investiga al presidente de la Confederación Africana de Fútbol, Issa Hayatou, y al jefe de la federación internacional de atletismo IAAF, Lamine Diack.
Todos están presuntamente involucrados en el escándalo de sobornos en torno a la agencia de comercialización de derechos de retransmisión de eventos deportivos ISL, quebrada en 2001. Havelange y su ex yerno, Ricardo Teixeira, jefe de la Confederación Brasileña de Fútbol, habrían recibido, según informaciones de la británica BBC, pagos millonarios de ISL. Ambos, sin embargo, rechazaron estas acusaciones.
Al parecer, la agencia ISL sobornó durante años a influyentes representantes del COI, la FIFA y otras federaciones deportivas internacionales para lograr en contrapartida lucrativos contratos de televisión y marketing.
Havelange, presidente de la FIFA de 1974 a 1998, era miembro del COI desde 1963.