Un grupo de clubes de fútbol, sobre todo en Sudamérica y España, afrontan deudas y déficits altos que afectan su competitividad. ¿Por qué ocurre esto?
El fútbol genera una cantidad de ingresos más que cualquier otro deporte a escala mundial. Por ejemplo, los Juegos Olímpicos de Pekín generaron USD 2 400 millones, mientras que el Mundial de Sudáfrica reportó USD 3 655 millones. Es una muestra de que el balompié ha tenido un crecimiento acelerado por la globalización de este deporte. Y esto se ha ocasionado por los ingresos por los derechos de televisión y las transferencias de jugadores por montos exorbitantes. Así, los equipos han generado más recursos, pero también se han endeudado más.
Usted habla de un crecimiento acelerado de los recursos que genera el fútbol. ¿Desde cuándo esto empezó a tomar fuerza?
Esto empezó en las principales ligas de Europa hace unos 10 años. Por ejemplo, entre 1999 y el 2000, la Liga Premier de Inglaterra generaba 1 219 millones de euros. Luego de 10 años el montó se elevó a USD 2 479 millones de euros. La Primera división española pasó de ganar USD 722 millones a USD 1 622. Es decir, se han duplicado y triplicado los ingresos por el fútbol.
Es contradictorio que el crecimiento de ingresos en el fútbol genere onerosas deudas…
Sí. Por ejemplo, la mayoría de clubes en España está en crisis. A excepción del Barcelona y el Real Madrid, los clubes tienen problemas económicos graves. La crisis coyuntural que afecta al país también se traslada al fútbol. Esto ha ocurrido porque ha existido un exceso de gastos de los recursos, una falta de profesionalismo al realizar fichajes millonarios. Esta avalancha de precios ha generado endeudamiento.
Un grupo de clubes de Sudamérica también está en apuros por sus deudas. ¿Cuál es la diferencia entre la crisis de estos equipos y la de los de Europa?
En Latinoamérica no hay una profesionalización de la gestión del deporte. El mercado del fútbol en Europa es más maduro y ha aprendido a evitar repetir los errores. En la región, no se ha aprendido de estas experiencias y la globalización del fútbol ha afectado muchísimo. Por ejemplo, muchos equipos tratan de retener a sus figuras y se convierten en esclavos de los jugadores, de los fichajes. Les aumentan salarios alejados de sus capacidades económicas. Los equipos toman decisiones que no son acordes a la planificación estratégica y eso les ocasiona problemas, como ocurre con el Quito, en Ecuador.
¿La estructura débil de los clubes también afecta en su sobreendeudamiento?
Los clubes de Latinoamérica todavía se manejan como empresas familiares, no se toman decisiones estratégicas. El gerente mira los objetivos deportivos y sacrifica los objetivos financieros, con lo cual se produce una burbuja peligrosa. Se crea una brecha entre lo que el equipo aspira a ser y su estructura.
Mencionó al Deportivo Quito como ejemplo. ¿Cómo entender la crisis de este equipo?
No se puede conocer la realidad del equipo desde afuera. Pero es evidente que el Quito no es un ejemplo de la mejor gerencia que se puede llevar al frente de un equipo. Lo importante es que cada club sea coherente con su capacidad y con lo que puede llegar a ser. Esto se da por una mala planificación en los objetivos.
Pero si los clubes no apuestan a objetivos altos, pierden competitividad…
Cada club tiene que ser coherente de hasta dónde puede llegar. Por intentar ingresar a una instancia no puede sacrificar su economía.
Entonces, ¿cuál es la solución para que los clubes no se endeuden pero sigan con objetivos deportivos altos?
A nivel comercial no se explota todo el potencial de un club. Por ejemplo, el Real Madrid en España tiene 480 millones de euros y consigue buenos resultados porque explota al máximo todas sus instalaciones. Algunas de las 20 canchas de su ciudad deportiva se alquilan para el público en general. Y si bien los costos son altos, los aficionados los pagan porque compran la experiencia de sentirse un jugador del Madrid al entrenarse en la cancha del equipo.
¿Por qué ese tipo de estrategias no se aplican en los equipos de Sudamérica y Ecuador?
Falta mayor planificación. Los equipos que tienen instalaciones podrían ‘venderse’ mejor. Hace falta profesionalización y una visión estratégica para sacar la máxima rentabilidad. Se puede aprender de los modelos de administración que se utilizan en Europa. En España hay clubes con diferentes figuras como la sociedad anónima, un accionista que sí tiene apoyo puede convertirse en directivo. También hay el modelo asociativo que utilizan el Madrid y el Barcelona. Ahí, cada socio toma la decisión de quién puede acceder a la Presidencia. Y existe el modelo de un propietario único, como el de Silvio Berlusconi en el Milán y el de el Roman Abramovich en el Chelsea.
¿Las sociedades anónimas podrían funcionar en la realidad de los clubes de Sudamérica?
Sí. Es cuestión de copiar las buenas experiencias de Europa. En España sí dio resultados y debería aplicarse en los clubes de acá. Se ha demostrado que es un plan válido.
¿Cómo puede intervenir la Federación Ecuatoriana de Fútbol para solucionar el sobreendeudamiento en la economía de sus equipos asociados?
De algunas formas. En Europa hay un mecanismo de castigo que dice que si un club tiene una deuda no puede competir en las ligas europeas. Si el equipo no está saneado económicamente no puede representar a su país en el exterior. También hay medidas de prevención para los clubes, que sirve para evitar un impacto fuerte de un club que desciende a Segunda división. Los clubes aportan un monto que sirve para estos planteles.
¿Usted cree que eso se puede aplicar tomando en cuenta la realidad del fútbol ecuatoriano?
Sí, Totalmente. Insisto en que los buenos ejemplos de Europa deben ser copiados. Lo negativo es que allá algunos clubes se dejaron llevar por la bonanza y no ahorraron para las ‘vacas flacas’. Las medidas deben ser respetadas.
El Quito no es un ejemplo de la mejor gerencia en un equipo. Lo importante es que cada club sea coherente con su capacidad y con lo que puede llegar a ser.