Diego Armando Maradona, el astro que descolló en el mundo del fútbol y trascendió sus fronteras entre hazañas y polémicas, celebró ayer sus 50 años. Lo hizo en medio de la búsqueda de un nuevo rumbo, aún sin reponerse de su frustrado paso como entrenador de la selección argentina.
“Es el cumpleaños más triste de mi vida. Yo me imaginaba con el buzo de la selección. Haber quedado sin chances me dolió mucho. El mejor regalo hubiera sido la selección”, confesó Maradona al diario deportivo Olé.
Pero el ex futbolista no baja los brazos, seguro de que en otra etapa volverá a conducir el destino del equipo albiceleste, del que dejó de ser el DT el 3 de julio, tras la caída ante Alemania (4-0) que lo despidió del Mundial de Sudáfrica en cuartos de final. “Sé que voy a volver a la selección algún día, ese es mi destino. Yo estoy esperando” , dijo el viernes al canal inglés Sky Sports News.
Maradona, un hombre fascinante y polémico, astro mundial que estuvo al borde de la muerte y resurgió de sus cenizas, admitió a los 50 años que está abierto a propuestas laborales, aunque no las recibió. “Si viene algún trabajo importante lo voy a aceptar”, dijo.
Nació el 30 de octubre de 1960 en Villa Fiorito, un empobrecido barrio del sur bonaerense. Saltó al reconocimiento mundial como figura de la selección Argentina, campeona en el Mundial de México 1986 y subcampeona en Italia 1990.
Surgido de la cantera de Argentinos Juniors, durante 21 temporadas regó con su talento incomparable cada cancha en la que jugó, y paseó su fútbol por Boca Juniors, FC Barcelona (España), Nápoles (Italia), Sevilla (España) y un fugaz capítulo en Newell’s antes de volver a su amado Boca, en el que se retiró en 1997.
Siempre polémico, Maradona también acaparó la atención del mundo con su permanente desafío a los símbolos del poder y sus mediáticos duelos verbales con el brasileño Pelé, la otra gran estrella del planeta futbolero.
No obstante, los mayores escándalos llegaron con sendos casos de doping que protagonizó y su confesada adicción a la cocaína, de la que se recuperó.
Al menos en dos oportunidades esquivó a la muerte, acaso con la misma magia que desplegaba gambetas y fintas para eludir a sus rivales en las canchas.
Ya se había acostumbrado al ‘showbol’, como protagonista de partidos de fútbol en canchas de dimensiones reducidas, cuando le llegó la chance de ser entrenador de Argentina, cargo que asumió el 28 de octubre de 2008.
Con poquísima experiencia como director técnico, consiguió clasificar al equipo albiceleste al Mundial de Sudáfrica-2010, a despecho de haber soportado una catastrófica caída (6-1) ante Bolivia y sufrir hasta el último minuto el pasaje logrado ante Uruguay (1-0) en Montevideo.