Carlos Muñoz es uno de los jugadores ecuatorianos más recordados y uno de los ‘ídolos’ de Barcelona Sporting Club. En esa institución su nombre es parte ineludible de su historia y de las charlas de sus hinchas.
La madrugada del domingo 26 de diciembre de 1993, Carlos Muñoz perdió la vida en un siniestro de tránsito a pocos kilómetros de General Villamil (Playas). Con 29 años dejó de existir terrenalmente y dio paso al nacimiento de la leyenda.
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Carlos Muñoz y la Libertadores 1990
Carlos Muñoz Martínez nació el 13 de noviembre de 1964 en Machala, provincia de El Oro. Su vinculación con Barcelona SC se dio en 1989, pero antes forjó en Liga de Guayaquil, Everest de Guayaquil, Audaz Octubrino de Machala y Olmedo de Riobamba.
En 1990 fue parte del plantel que llegó a la final de la Copa Libertadores y la perdió con un marcador global de 1-3 ante Olimpia de Paraguay.
Logró anotar un solo gol ante Oriente Petrolero en la victoria 2-1 en el estadio Monumental en la fase de grupos. Luego volvió a marcar en las tandas de penales ante los propios bolivianos en los partidos de desempate para definir al clasificado a los octavos de final.
Jugó las dos finales. En la ida en el Defensores del Chaco con resultado a favor de los locales por 2-0, estuvo en el campo los primeros 45 minutos. El argentino Miguel Ángel Brindisi lo sacó para el segundo tiempo para darle su lugar a Hans Maldonado.
La revancha fue 1-1 en el Monumental. El ‘Frentón’ jugó todos los minutos y compartió la línea de ataque con Manuel Uquillas y Luis Alberto Acosta.
Esa noche del 10 de octubre la formación de los guayaquileños se completó con Carlos Luis Morales, en el arco; Jimmy Izquierdo, Freddy Bravo y Wilson Macías en la defensa; Julio Guzmán, Mario Saralegui y Marcelo Trobbiani en el medio campo.
Muñoz ganó un solo título
En 1990 los amarillos sumaron un nuevo vicecampeonato en el campeonato nacional, pero Muñoz mostró sus primeras credenciales con un temible goleador al anotar 17 goles y compartir el tercer lugar de la tabla con su compañero Manuel Uquillas. Ambos hicieron 17 tantos.
Esa temporada Ermen Benítez, padre del ‘Chucho’ Benítez, fue el máximo romperredes con 28 gritos. El segundo fue el uruguayo Carlos Ernesto Berrueta, clave en el título de Liga de Quito, con 20.
En 1991 los amarillos se consagraron como campeones al empatar 1-1 con Valdez en el Monumental. El machaleño se coló en el cuarto lugar de los goleadores y, otra vez, compartió el sitial con Uquillas. Ambos alcanzaron los 15 goles.
El uruguayo Pedro Vaca de Delfín (28), el ecuatoriano Byron Tenorio de El Nacional (17) y el argentino Rubén Darío Insúa de Barcelona SC (17) fueron los otros goleadores en ese año.
En 1992 alcanzó los 19 goles y fue el máximo anotador con 19 dianas, pero sus goles no le alcanzaron a BSC para retener el título. En la definición cayeron ante El Nacional con un marcador global de 3-2 en el recordado ‘Monumentalazo‘.
En 1993 la campaña de los toreros los depositó en la Copa Libertadores de 1994 como subcampeones gracias a tres goles que le marcó a El Nacional en el Monumental. Ese fue su último partido.
Muñoz en todo el año aportó con 15 goles y se quedó en el segundo lugar de la tabla de goleadores, solo por detrás que Diego Herrera, delantero de Liga de Quito, que alcanzó los 18.
En resumen, el delantero anotó 66 goles con Barcelona SC en cuatro campeonatos nacionales que disputó. En la Libertadores completó tres: Oriente Petrolero de Bolivia, Colo-Colo de Chile y Nacional de Uruguay.
Con sus 69 goles es el noveno goleador en toda la historia de los guayaquileños.
La muerte de Muñoz
Por su entrega, velocidad y goles Carlos Antonio Muñoz Martínez se convirtió en un ‘ídolo’ en el ‘Ídolo del Astillero’.
Hace 31 años, el 26 de diciembre de 1993, el atacante, que deslumbró con la camiseta número 7, murió en un siniestro de tránsito.
La tragedia ocurrió en la vía a General Villamil (Playas), cuatro días después de haber sido determinante al anotar tres goles contra El Nacional para que los toreros clasifiquen la Copa Libertadores.
En la memoria de los hinchas toreros quedará marcado que ese miércoles 22 de diciembre se puso por última vez la camiseta de su club, en un momento de su carrera que lo había catapultado como uno de los mejores jugadores ecuatorianos del momento.
Su funeral fue multitudinario. Reunió a miles de personas que llegaron para acompañarlo en su despedida. Desde ese momento empezó a construirse el mito y nació la leyenda del futbolista que vive en la memoria colectiva, en especial de los seguidores de BSC.
Una muestra de ello es que general sur del Monumental, donde se ubica la barra organizada, lleva su nombre.
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