Marcelo Elizaga está con los nervios aplacados. Ni siquiera se inmutó ayer cuando una camareta cayó a centímetros de sus pies. Eran las 10:15.
El golero del Deportivo Quito solo observó el juego artificial, dio un paso al costado y siguió con su entrenamiento con Carlos Enríquez, preparador de arqueros.
La camareta llegó a la cancha del complejo de Carcelén impulsada por dos jóvenes no identificados, que caminaban por la avenida principal Clemente Yerovi.
Los que sí reaccionaron fueron Oswaldo Minda y Luis Fernando Saritama, los líderes del conjunto azulgrana. Después de escuchar la pequeña explosión y un insulto: “taxistas…”, los dos jugadores se treparon el muro para identificar a los responsables de este hecho.
Aunque actuaron casi enseguida, no lograron ver los rostros de los jóvenes. Pero, para precautelar la seguridad de los futbolistas, llamaron a la Policía Nacional. Tras marcar al 101, y dar a conocer el percance, dos uniformados custodiaron los exteriores del centro deportivo, en Carcelén.
Pocos minutos después, los pupilos de Ischia continuaron con el entrenamiento. En el desarrollo del mismo, se escucharon las carcajadas de Isaac Mina, Fidel Martínez, Mariano Mina…
La confianza que les entrega el DT argentino, confiesa Saritama, les ayuda a manejar la tensión, antes de enfrentar el cotejo, que este sábado definirá al campeón de la actual temporada.
Además de la tranquilidad que les brinda el técnico, personas cercanas al plantel se las ingenian para desestresar a los jugadores.
Ayer, por ejemplo, se celebró el cumpleaños del delantero argentino Jorge Córdoba y del preparador físico Facundo Martínez, de una forma poco tradicional. En lugar de hacerles soplar la vela y esperar a que pidieran un deseo, el resto de jugadores optó por poner sobre sus cabezas algo de harina, huevos de gallina y agua.
Las tortas, que llevaban una vela en el centro, también fueron utilizadas como armas de diversión. Michael Castro, Mina, Adrián Bone, Maximiliano Bevacqua… participaron en el juego. El técnico Ischia salió de la cancha apresuradamente antes de que el merengue ensuciara su uniforme.
El golero Elizaga hizo lo mismo, a diferencia de otros días, salió del gramado con una sonrisa. Eso le provocó el juego entre Córdoba y Mina, en donde este último intentaba escaparse de un pastelazo.
En la guerra de huevos y harina, Castro fue uno de los más emocionados. El volante chulla fue el primero en tomar un huevo y reventarlo en la cabeza de Córdoba.
Para desquitarse, el jugador argentino hizo lo mismo con Byron Pastor, del departamento de Comunicación. Castro salió del gramado con apenas un trozo de pastel en su pelada cabeza, mientras que Pastor debió tomar una ligera ducha para salir del complejo.