Boca Juniors le asestó un duro golpe a su eterno rival River Plate al imponerse por 2-0 ayer , en el clásico correspondiente a la decimocuarta jornada del torneo Clausura del fútbol argentino.
Boca, sin un juego vistoso pero efectivo en la zona de definición, contó con la fortuna cuando a los 27 minutos le dio el primer cachetazo a River. Un tiro de esquina desde la izquierda terminó con el primer gol cuando el arquero de River, Juan Pablo Carrizo, intentó retener la pelota, pero con tan mala fortuna que en vez de rechazarla la metió dentro de su propio arco.
Carrizo, que apenas había recibido ocho goles en el torneo antes del clásico, volvió a dudar en el segundo tanto cuando una pelota enviada mansamente desde afuera del área fue cabeceada por el veterano Martín Palermo por arriba de la cabeza del arquero.
“Necesitábamos ganar, la gente está contenta y nosotros también. No se habrá jugado muy lindo pero lo hicimos merecidamente. Arrancamos el torneo más o menos y ahora a disfrutar este triunfo”, dijo el mediocampista de Boca Juan Román Riquelme.
El delirio se desató en la tribuna boquense con el gol de Palermo, que cumplió su sueño de ganar y convertir un tanto en su último clásico antes de retirarse de la actividad profesional en junio.
“Era lo que deseaba y lo dije durante la semana. Creo que ahora es cuando empiezo a sentir la nostalgia de este clásico que es único”, dijo Palermo después del partido. La alegría de los hinchas boquenses fue incluso mayor porque el triunfo no solamente le permitió quedar a su equipo a un punto de River en la tabla que lidera Vélez Sarsfield, sino dejar comprometido a su eterno rival en la lucha por evitar el descenso.
El partido terminó en una pelea entre el defensor boquense Clemente Rodríguez y el centrocampista de River Matías Almeyda, ambos expulsados por agresión mutua. Con el resultado, River quedó con 22 puntos, mientras que Boca lo sigue con 21.