Un grupo de hinchas de El Nacional se volvió a quedar en las afueras del estadio Olímpico Atahualpa, cerca de la puerta de salida del camerino de los puros criollos. Los aficionados mostraban indignación y, algunos, lanzaron huevos al bus del equipo.
Los seguidores del plantel militar no aceptaban la nueva derrota del equipo, el sábado, ante Barcelona. Los puros criollos fueron más ofensivos durante todo el encuentro, pero su adversario mostró un juego más efectivo y ganó por la mínima diferencia.
Barcelona apeló al orden defensivo y al contraataque para conseguir su victoria 17 desde que se radicó en Quito, a inicios de este año. Además, el equipo de Juan Manuel Llop se benefició de la desesperación del equipo local, que contó con el debut del entrenador Mario Saralegui.
Curiosamente, Saralegui fue uno de los mediocampistas destacados de Barcelona, en su época de esplendor en los noventa.
Con Saralegui en la banca técnica, el plantel criollo mostró mayor ímpetu al inicio. Liderados por el volante Wellington Sánchez, quien portó la cinta de capitán, los jugadores eran más ofensivos que su rival.
El uruguayo Saralegui envió al campo de juego a tres delanteros: Christian Suárez, Edmundo Zura y el juvenil Marlon de Jesús.
El ‘Chivo’ Suárez jugó recostado por el costado derecho y cumplía funciones parecidas a las que tenía en Liga de Quito. Actuaba como una especie de ‘mediapunta’. En cambio, Zura intercalaba constantemente su ubicación entre el medio campo y el ataque. De Jesús esperaba en el centro del ataque e intentaba asociarse con sus compañeros de ofensiva.
La tarea de Zura, sin embargo, era improductiva. El delantero, que ayer volvió a la titularidad, lucía ansioso por atrapar la pelota y un remate suyo al arco rival salió desviado y alto. Esta acción provocó los silbidos de la fanaticada.
Aún así, El Nacional era el equipo más vistoso. Barcelona se dio modos para contrarrestar el ataque criollo. Así, Pablo Palacios ensayó un remate que salió desviado del arco de Rorys Aragón, quien el sábado recuperó la titularidad.
Palacios volvió a jugar como estelar con Barcelona y su tarea era sacrificada porque ante la falta de abastecimiento y la posesión del balón debía bajar al medio a recibir balones. Juan Samudio, su compañero de ataque, tampoco recibía pases oportunos.
Así, El Nacional tuvo mejor control de la pelota, pero sus ataques eran improductivos. Además, a eso se sumó una gran actuación del golero Máximo Banguera.
El meta guayaquileño demostró que se ha consolidado en el arco torero y se perfila como uno de los prospectos para relevar a Marcelo Elizaga, en la Tricolor. Las intervenciones de Banguera fueron más destacadas en la segunda etapa del encuentro.
En esta fase, despejó un gran cabezazo de Zura y un remate fuerte de Sánchez. Además, mostró anticipo y liderazgo en su área. En una jugada, se anticipó a Édison Preciado, delantero que ingresó en la segunda etapa para reemplazar a Zura.
Así, el trámite del partido se mantenía. Por eso, el DT Juan Manuel Llop, de Barcelona, decidió ingresar a Ricardo Noir y Luis Miguel Garcés para ganar mayor velocidad en la ofensiva.
Entonces, el equipo se volvió más peligroso y provocó un golpe mortal a siete minutos del final. En una jugada rápida, el pequeño Matías Oyola (1,69 m) marcó de cabeza el gol del triunfo. Lo hizo luego de un gran centro desde la derecha de Palacios.
La defensa criolla y su arquero tienen responsabilidad en la anotación porque no lograron anticiparse al pequeño volante.
Así, Barcelona sumó 16 unidades y sigue en el pelotón de líderes. Los toreros tienen un partido menos que sus rivales. Esto por su participación en la Copa Sudamericana. La victoria dejó a los toreros revitalizados para el torneo internacional. Mañana recibirán ante el Peñarol de Uruguay.
En cambio, El Nacional no mejora. Pero su técnico Saralegui dijo que el plantel cambiará.