Barcelona celebró con la hinchada en el centro de Guayaquil

El hambre, la sed y el cansancio no importaban a la hinchada amarilla que recorrió desde el estadio Monumental hasta la Av. Quito y 9 de Octubre, centro de Guayaquil, junto al bus de dos pisos de Barcelona. Eran cerca de las 18:45 de este domingo, cuando la caravana todo el equipo técnico y deportivo seguían festejando celebrando con una copa simbólica, pues los jugadores se la colocaban en la cabeza y la alzaban.

"Olé, olé, olé, Olé… Campeón, campeón…", gritaban los seguidores del equipo canario que se habían concentrado en ese sector. El bus paró para escuchar a quienes los proclamaban sin cesar. En forma de cadena humana entre hinchada y miembros de la Policía Nacional resguardaban el vehículo. "Háganse a un lado, para su derecha", gritaban.

Los hinchas proclamaban al arquero Máximo Banguera, con las manos alzadas exaltaban. En un momento, un hombre ingresó en la cadena humana y le lanzó al golero una cadena con un crucifijo. Inmediatamente él se la puso sobre su cuello y alzó sus dos pulgares, como gesto de agradecimiento.

Las bengalas de color rojo fueron lanzadas en el aire. Las banderas flameaban, no importaba los empujones, los sonidos estridentes de los pitos, vuvuzelas y tambores. La gente con el alma en sus labios coreaba "De día viviré, vistiendo la amarilla…".

Esto es como un sacrificio para mi equipo, se lo merece, dijo Abel Pérez, hincha que caminó junto al bus de regreso al Monumental, donde terminaría la caravana.

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