Chiclayo comenzó una fiesta la noche del miércoles, la continuó ayer y nadie sabe cuándo terminará. Juan Aurich, el equipo de esa ciudad del norte del Perú, es campeón tras quebrar 30 años de hegemonía del fútbol limeño.
“Humildad, eso es lo que tuvimos, humildad. Ellos (los de Alianza Lima) fueron soberbios”, dijo el capitán del Aurich, Luis Guadalupe, entre la algarabía de los hinchas de un equipo que, tras 89 años de historia, ignoraba lo que es salir campeón.
El cuadro chiclayano venció en definición por penales por 3-1 a Alianza, en Lima, tras igualar 0-0 en los 120 minutos del partido extra del ‘play off’ de la liga peruana. Una instancia a la que llegó con garra, pues se le dio por muerto cuando perdió como local por 2-1 en el partido de ida, pero luego ganó por 1-0 en la revancha y forzó el desempate.
No solo es la revancha de una ciudad, sino de tres cuartas partes de un país. Se necesitaron tres décadas para que un equipo de fuera de Lima lograra ser campeón nacional.
Aurich, siempre estuvo en sitios menores. Subía a Primera en forma ocasional y luego bajaba. Su más reciente ascenso fue en el 2007. En el 2009 la historia cambió, cuando llegó Edwin Oviedo, un poderoso agroindustrial que invirtió en el club y le dio un manejo empresarial.
Con el entrenador colombiano Diego Umaña en el banquillo, el Aurich brilló gracias al delantero panameño Luis Tejada, al volante colombiano Ricardo Ciciliano y al defensa paraguayo Édgar Balbuena.
Pero lo de Aurich es revolucionario en momentos en el que el país político también apuesta por la descentralización. Alianza Lima, Universitario, Sporting Cristal y el joven pero ya tricampeón San Martín mirarán con respeto a otras ciudades.