La violencia de los barrabravas, verdaderos grupos de choque organizados que manejan negocios turbios, mantienen en vilo al fútbol argentino con una sucesión de hechos sangrientos cada fin de semana.
La violencia que recrucedió esta semana y forzó entre otras cosas a la renuncia del DT de Huracán, Juan Manuel Llop, así como a la postergación del partido que su equipo debía jugar el domingo ante Atlético Tucumán por el torneo del Ascenso.
“Lo que pasó es un hecho lamentable y es una lástima porque no quería irme así. Me siento vacío por no poder terminar lo que tenía en mente. Me voy porque me lo pidió mi familia”, dijo al dimitir Llop, quien dejó a Huracán tras dirigirlo 58 partidos, con 19 triunfos, 15 empates y 24 derrotas.
Recién bajados de los buses que los traían desde Mendoza (1.000 km al oeste de Buenos Aires) donde venían de presenciar la eliminación por penales de Huracán de la Copa Argentina ante Godoy Cruz, unos 150 ‘barrabravas’ desembarcaron el jueves en el entrenamiento y vestuario del ‘Globo’.
En una actitud de amedrentamiento, agredieron, robaron y amenazaron a jugadores del plantel dentro de su estadio Tomás Ducó, en hechos que las cámaras de seguridad no registraron porque estaban apagadas, dijo la dirigencia.
“Alrededor de 150 personas entraron el estadio, rompieron cuatro o cinco autos estacionados, a jugadores les robaron dinero, celulares y ropa. Hubo amenazas y le pegaron un cabezazo a un jugador”, denunció el presidente del club, Alejandro Nadur ante la prensa, pero que luego no ratificó ante la justicia, según una fuente judicial.
Nadur dijo no saber “cuáles pudieron haber sido los motivos de lo que pasó” y agregó que “es un hecho que provocó mucha angustia y la realidad es que los jugadores están atemorizados, aunque ninguno manifestó la intención de irse del club”.
“La salida de Llop puede entenderse como una derrota del fútbol argentino: no era querido por la barra porque se negó en reiteradas ocasiones en darles dinero. Por eso tuvo varios incidentes con el grupo de violentos de Parque Patricio”, señaló este sábado un análisis del diario La Nación.
En otro episodio la tarde del viernes, se registró un enfrentamiento entre hinchas y policía frente al estadio de Colón de Santa Fe (470 km al norte de la capital argentina) con un saldo de siete heridos, entre ellos cinco policías, siete autos policiales destrozados y un barrabrava de Colón detenido.
El hecho ocurrió cuando los hinchas resistieron a balazos un intento de la policía de detener a dos hombres con pedido de captura que estaban arriba de un bus que se disponía a llevar a la hinchada de Colón hacia Buenos Aires para presenciar lo que sería un empate con Racing 1-1, por el torneo Final de Primera División.
La ‘barrabrava’ de Colón ya había protagonizado incidentes graves, los más recientes en una ruta bonaerense, cuando detuvieron el bus en el que viajaban para enfrentarse con simpatizantes de River que iban en otro vehículo, tres de los cuales debieron ser asistidos en un centro hospitalario.
En octubre pasado, los de Colón se enfrentaron con la policía paraguaya en un partido con Cerro Porteño por la Copa Sudamericana.
“ Las ‘barras’ tienen cada vez más poder, al punto que son capaces de decidir la ida de un técnico, apelando a sus modos brutales. Un poder que crece al amparo del apoyo que les dieron y les dan dirigentes políticos y deportivos ” , señaló Gustavo Yarroch, periodista especializado en el tema, en el diario Clarín.
Según Yarroch, esos grupos “ tienen la impunidad que les permite hacer de los negocios que genera la tribuna, su modo de vida ” .
La violencia se extiende sin distinción entre las categorías, como sucedió el jueves en un partido clave por el ascenso a la B Nacional jugado en la provincia de San Luis (oeste) .
El árbitro Miguel Mazón fue agredido y golpeado por hinchas y dirigentes del club local Juventud que lo esperaron frente al vestuario tras caer ante Talleres de Córdoba 2-0.
En lo que va de 2013 hubo dos crímenes relacionados con la violencia en el fútbol y se investiga si otra muerte está vinculada.
Según el recuento no oficial de la ONG Salvemos al Fútbol, por esta causa se registraron 11 muertes en 2012 y un total acumulado de 178 desde 1972.