Argentina revive el tema de la violencia de hinchadas en el fútbol

La Policía investiga la muerte de dos hinchas de Boca en las afueras del estadio de  San Lorenzo. Foto: AFP

La Policía investiga la muerte de dos hinchas de Boca en las afueras del estadio de San Lorenzo. Foto: AFP

La muerte de dos personas en un enfrentamiento entre facciones rivales de la hinchada de Boca Juniors reavivó hoy el debate en torno a la violencia en el fútbol en Argentina, donde dirigentes y políticos intercambiaron acusaciones.

"Este es un problema que tiene múltiples factores, donde hay muchos intereses. No hay que hacerse los distraídos. No tengo dudas de que sin complicidad de los dirigentes, esto no sería factible", aseguró el secretario de Seguridad de la nación, Sergio Berni, tras los enfrentamientos del domingo en el Bajo Flores, en Buenos Aires.

"Alquilan colectivos, dan entradas, participan de la reventa. Yo no estoy aportando nada nuevo, es una cuestión económica que no sería tal sin su complicidad", añadió el funcionario, que defendió la postura de que los partidos de la segunda mitad del año se jueguen sin público visitante, una medida aplicada por la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en las dos últimas fechas del Torneo Final.

El incidente fue aludido incluso por la presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, quien durante un acto oficial sacó una tarjeta roja y cuestionó directamente a los dirigentes. "Tarjeta roja para ciertas dirigencias deportivas que siguen protegiendo a delincuentes que permiten que pase lo que pasó ayer". La acusación de connivencia de los dirigentes del fútbol con los barrabravas de los clubes no es nueva.

Y en general ha sido negada por los responsables de los equipos. Aunque hay excepciones. A fines del año pasado, el vicepresidente de Boca, Juan Carlos Crespi, llegó a esbozar una justificación de las barras al decir que "hasta Jesús los tenía para predicar la religión católica". "Hasta Cristo tenía barrabravas.

Los apóstoles eran barras para predicar la religión cristiana", aseguró, y provocó una catarata de críticas, aunque luego negó que en su club hubiera violentos. Esta vez, en cambio, el presidente del club "xeneixe", Daniel Angelici, deslindó responsabilidades y cuestionó a las autoridades. "Es muy fácil identificar a los violentos. Nosotros tratamos de tenerlos lo más alejados del club, pero con la salvedad de que son socios. No hemos logrado que desde el Estado ni de la AFA nos llamen para resolver el tema de la violencia", aseguró.

"Escuché con tristeza lo que dijo Sergio Berni. Hasta que no haya una decisión política vamos a tener que seguir lamentando víctimas. Hay que dejar la hipocresía de lado", añadió.

En medio de las acusaciones cruzadas, la violencia en el fútbol ya se cobró seis víctimas en lo que va del año, la mayoría por peleas internas en las barrabravas de los clubes. Este domingo los choques, que dejaron además varios heridos, se produjeron poco después del mediodía en las inmediaciones del estadio "Nuevo Gasómetro" de San Lorenzo en la capital argentina. Matías Lammens, presidente de San Lorenzo, habló de un "tiroteo feroz" en las calles de Buenos Aires. Testigos del incidente afirmaron que se produjo "una batalla tremenda", en la que se escucharon "más de cien tiros".

Tras el tiroteo, una persona de 35 años falleció inmediatamente y otra de 44 años murió poco después. En el estadio de San Lorenzo se iba a vender un remanente de entradas para el partido amistoso que jugará con Boca por la Copa de Invierno. Y la pelea fue entre los hinchas de la "barra" oficial, "La 12", y el sector disidente, en busca del lugar de poder que se abrió tras la detención de sus máximos líderes, Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro, acusados de participar en un homicidio.

"Lo mejor del hincha argentino es la pasión y lo peor es la violencia. Pero a diferencia de la Argentina, en Inglaterra no existía una relación de convivencia con la política", aseguró Steve Powell, integrante de la Federación de Hinchas de Inglaterra y Gales y uno de los responsables de terminar con los hooligans, en una visita al país en 2011, según el diario "La Nación".

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