Lionel Messi cerró una semana histórica en la Selección argentina con brillantes actuaciones en la goleada a Ecuador por 4-0 y el triunfo en un amistoso por 4-3 sobre Brasil.
Ambos partidos dejaron, sin embargo, en evidencia que en el resto del plantel faltan ajustes y sobran dudas. La deuda de Messi con la camiseta albiceleste fue saldada con creces, se calzó el brazalete de capitán y se puso el equipo al hombro para darle a la Argentina un baño de confianza luego de tiempos muy difíciles.
Pero el festejo por los resultados y la gran actuación del delantero del Barcelona no lograron tapar las deficiencias que mostró el plantel conducido por Alejandro Sabella en el mediocampo y la defensa. “¿Comenzó la ‘Messidependencia’?”, se preguntó ayer el diario Clarín, en su edición ‘on line’. El diario deportivo ‘Olé’ también remarca las falencias que el brillo de Messi disimularon.
La paradoja que arrastra Argentina desde el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Copa América 2011, signada por los mejores delanteros del mundo, pero un mediocampo y una defensa débil, sigue latente aunque esta vez Messi, en vez de frustrarse y enojarse, logró sacar el genio que derrocha.
Sabella tendrá ahora unos meses para replantear el funcionamiento del equipo. El 7 de septiembre recibe a Paraguay y visitará a Perú el 11 de ese mismo mes.