Hace dos meses, los abonos para la Copa América se vendieron como pan caliente en Santa Fe. La ilusión por ver a la Selección hizo que la gente agotara rápidamente los tiques para ver en acción a Lionel Messi y compañía. Ayer en la reventa, un boleto del partido se ofertaba hasta en 1 000 pesos (unos USD 250) por una platea (tribuna).
La expectativa no tuvo correlación con el espectáculo que protagonizó ayer la albiceleste ante Colombia. Los aficionados fueron a ver los movimientos de Messi y de Carlos Tévez, los jugadores más aclamados del equipo. Sin embargo, en la cancha del Estanislao López, el equipo que impuso las condiciones fue el colombiano, del DT Hernán Gómez, en donde la solidaridad para marcar y la ambición para proyectarse son la tónica.
El ‘Bolillo’ tiene a un jugador clave en el medio campo, indispensable para el rendimiento del equipo: Freddy Guarín, un volante que tiene marca, lee los momentos del partido, es el dueño de los tiros libres y cuenta con un fuerte remate.
Colombia le quitó el balón a Argentina, lo hizo entrar en desesperación e incluso estuvo a punto de marcar. Si Dayro Moreno, el pelilargo jugador del Once Caldas, no fallaba solo frente al arco en el primer tiempo, el cuadro cafetero pudo llevarse la victoria.
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Cuando Moreno falló el tanto, en la banca de suplentes de los colombianos sobraban los reproches. El más enfadado fue Leonel Álvarez, el asistente técnico del ‘Bolillo’ . “No podemos perder eso”, decía mientras levantaba su vista al cielo.
Talvez la falta de definición es lo único que hay que reprocharle al equipo colombiano, que ayer borró al cuadro local. La ineficacia de Argentina tuvo respuesta en los estados de ánimo de los aficionados que pasaron de la alegría inicial al repudio y a la silbatina. “Jugadores, la c… de su
madre. A ver si ponen h…”, gritó la hinchada en los últimos minutos ante la inoperancia del cuadro de Sergio Batista.
El ‘Checho’ decidió utilizar la base del equipo que también tropezó en el inicio del torneo ante Bolivia (1-1), con una sola variante: Pablo Zabaleta en vez de Marcos Rojo. Zabaleta, jugador del Manchester City, tampoco fue la salida que esperaba.
Argentina es un equipo plagado de estrellas con poco funcionamiento colectivo. “Son todas estrellitas, pero ninguno se pone el overol”, decía ‘Juanjo’, un taxista que conducía por las calles de Santa Fe en las horas previas al juego. Su criterio es casi generalizado entre los aficionados.
Ayer, al igual que el viernes con Bolivia, Messi, la estrella del equipo, lució desconectado de sus compañeros de ataque: Tévez y Ezequiel Lavezzi.
Así, anoche Argentina le quedó debiendo a la entusiasta gente de Santa Fe. Sin embargo, Batista y sus dirigidos tienen una última oportunidad para demostrar que siguen como uno de los aspirantes al título y reivindicarse ante su afición. Ellos se medirán el próximo lunes a Costa Rica. Una victoria les permitirá pelear la clasificación.