Viernes 13 de octubre del 2006. Emelec vencía 2 – 0 al Deportivo Azogues en condición de visitante en el estadio Jorge Andrade Cantos. Transcurría el minuto 30 de la primera etapa, cuando el zaguero César Estupiñán fue expulsado por el árbitro Alfredo Intriago por una falta grave contra el delantero Luis Miguel Escalada.
La decisión provocó que los hinchas del conjunto guacamayo se fueran en contra de Intriago y de Joselito Romero, el juez de línea que advirtió la falta. Intriago recuerda que a partir de la expulsión, el ambiente se volvió hostil para la terna arbitral por los insultos desde las gradas.Los árbitros entraron a sus camerinos al final del cotejo. Cuando se encontraban realizando el informe del partido, sintieron que la puerta del lugar se cerró. Quince minutos después la puerta se abrió e inmediatamente empezaron a ingresar hinchas.
“Ingresaron con piedras y palos”, recuerda Romero, quien sufrió lesiones en el cráneo. Intriago se defendió con la tapa del tanque del retrete y se encerró en un cuarto contiguo.
Los policías que estaban asignados para dar seguridad se habían retirado. Por eso tuvieron que permanecer dos horas en el estadio, hasta que regresen los uniformados, para evitar más agresiones en los exteriores del escenario.
Los jueces fueron custodiados hasta Cuenca, donde fueron atendidos en una casa de salud.
En esa ocasión se suspendió dos fechas al estadio y los dirigentes que cerraron las puertas del camerino fueron sancionados con tres años de suspensión.
fakeFCKRemoveEsta agresión ocurrió dos años después de la que sufrió el mismo Intriago en Riobamba, después del partido entre el Star Club y el América de Quito. Al final del compromiso de la fase final de zonal de ascenso de la Segunda categoría, los árbitros fueron rodeados por hinchas armados con piedras y palos, en el estadio Yaruquíes, por más de dos horas.
Cuando parecía que los ánimos se habían tranquilizado y la terna arbitral ingresaba al camerino, Intriago sufrió un golpe en la mandíbula con un tubo metálico. La Policía tuvo que intervenir para ayudar a los jueces.
En el 2007 los árbitros José Espinel, Félix Badaraco, Carlos Herrera y Segundo Díaz estuvieron a punto de perder la vida. Los hinchas del Imbabura, que se enfrentaba a El Nacional, armados con machetes y garrotes esperaron a los jueces hasta que estos salieran del escenario deportivo.
“Fuimos agredidos por unos veinte individuos que supuestamente efectuaban la limpieza en las instalaciones del estadio. Uno de ellos me atacó con un machete, con el afán de asesinarme”, recuerda Badaraco.
Tras eso, los árbitros del país paralizaron sus actividades y la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) creó la Comisión de Seguridad. Según José Vinueza, presidente de esta instancia, se la fundó para coordinar la seguridad de los árbitros y en general de los espectáculos deportivos antes durante y después de los partidos.
La Comisión estableció que los jueces deberán ser resguardados por la fuerza pública desde que llegan hasta que se vayan de la ciudad donde se juega el partido.
La semana pasada, la Policía no pudo controlar a los dirigentes e hinchas del Municipal de Cañar que agredieron al árbitro Fabián Muñoz en el estadio 26 de Enero.
Intriago y Vinueza coinciden en que la agresión fue premeditada por los dirigentes del Municipal. “Toda seguridad fue vulnerada porque los mismos directivos abrieron las puertas para que la gente ingresara a la cancha”, asegura Intriago.
Vinueza sostiene que las puertas estaban sin candado porque así lo disponen las normas de seguridad de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) para que la evacuación de las instalaciones sea rápida si ocurre algún inconveniente.
Oswaldo Crespo, quien fue sancionado con seis meses de suspensión por la FEF la semana pasada, no es únicamente el presidente del club sino también jefe de seguridad del estadio 26 de Enero, según Vinueza.
En el momento que se producía la agresión, Vinueza recibió la llamada de David Baquerizo, coordinador de seguridad de la FEF. Lo hizo para advertirle que había problemas en ese escenario. La respuesta del titular del Cañar fue: “estamos cansados de que los árbitros nos perjudiquen”.
“Eso denota que todo fue preparado porque estaba justificando la agresión”, agregó Vinueza.
Los árbitros fueron resguardados por fuerza pública y elaboraron su informe en el destacamento de la Policía de Cañar.