Entrevista a Charles Mendoza.
Empezó su carrera como árbitro en 1995 junto al ex referí Pedro Ramos y Daniel Salazar, aún activo.
Subió a primera categoría en 1995. Ahí se mantuvo hasta el 2005, cuando decidió retirarse y radicarse en Estados Unidos.
Fue juez FIFA durante tres años. Dirigió seis clásicos del Astillero y pitó en partidos de Copa Libertadores en Venezuela y Colombia.
Carlos Vera fue el último árbitro ecuatoriano designado, en septiembre pasado, para dirigir un partido internacional. ¿Por qué los jueces nacionales no tienen una trascendencia internacional más frecuente?
Por sus malas actuaciones y su pésimo nivel en el campeonato nacional. No tenemos jueces preparados para trascender internacionalmente. La Conmebol designa de vez en cuando a una terna ecuatoriana, pero para cotejos de primera o segunda fase, no para dirigir finales o etapas decisivas.
¿Y por qué el progreso del arbitraje nacional no ha ido de la mano con el del fútbol?
Es un problema que empieza en la Comisión Nacional de Arbitraje de la Ecuafútbol, cuya gestión empezó en el 2005. Esta instancia debería ser presidida por un ex árbitro, pero está en manos de un dirigente. Y eso está respaldado por los estatutos de la Ecuafútbol. Ellos hacen las designaciones para cada partido los fines de semana.
¿Quiere decir entonces que hay intereses creados dentro de esa Comisión?
No me consta, pero da para pensar aquello. La Ecuafútbol debería reformar los estatutos y permitir que el manejo de la Comisión pase a manos de árbitros o ex árbitros. En Argentina el gremio arbitral es un ente independiente de la Asociación de Fútbol de ese país, pero existe un contrato entre los dos. Las designaciones las hacen los mismo referís.
¿Es posible copiar ese modelo en Ecuador?
Es posible, pero no es conveniente. Los árbitros en Ecuador dependen mucho de la Ecuafútbol. Ellos se encuentran en plena lucha aún por conseguir beneficios. Hace aproximadamente dos años lograron que se les dé un seguro particular, pero lo ideal sería que sean afiliados al Seguro Social y que la Ecuafútbol los reconozca como sus trabajadores.
¿Cree que eso daría pie para que se iniciara el anhelado proceso de profesionalización del arbitraje nacional?
Sin lugar a dudas. Es por eso que hay árbitros que no se dedican a tiempo completo a prepararse física y académicamente. Tienen otros trabajos, otras profesiones y el arbitraje es considerado únicamente como un ingreso adicional. En algunas asociaciones provinciales de arbitraje los instructores son ex árbitros de segunda categoría. Esas personas tienen la voluntad, pero no la capacidad para preparar a jueces profesionales.
¿Cuál es la principal deficiencia del arbitraje ecuatoriano en estos momentos?
Los árbitros no se echan los partidos al hombro.
¿Qué significa eso?
Que no le dan continuidad a los partidos. Hay árbitros que no tienen carácter y autoridad para tomar decisiones por el temor a ser suspendidos la semana siguiente. Los árbitros pitan cualquier roce y eso resta continuidad al espectáculo. Nuestro fútbol es lento y poco vistoso por culpa de los árbitros. Los jugadores se tiran al piso ante cualquier fricción porque saben que los referís van a dictaminar infracción. El fútbol es un deporte de contacto, pero nuestros árbitros parecen que no lo saben o lo han olvidado.
Pero hay árbitros que buscan el protagonismo sacando tarjetas y expulsando a jugadores.
Ese es otro defecto, aunque no son todos. Hay dos o tres que están perfectamente identificados. Pero la culpa no es de ellos, sino de quien los designa y de quienes los instruyen.
¿Quiere decir que el bajo nivel del referato nacional es responsabilidad de la Comisión Nacional de Arbitraje?
Sin lugar a dudas. Esta Comisión está trabajando desde el 2005, pero las evaluaciones y la selección de los árbitros que suben a primera categoría deberían ser más rigurosas. El proceso de esta Comisión para sacar nuevos jueces ha sido muy lento.
¿Qué pasa con las capacitaciones y las pruebas físicas y académicas a las que se someten los jueces cada año?
Parece que no están funcionando porque no se ven los resultados reflejados en el campo de juego. Los instructores internacionales que vienen cada año dicen lo mismo. Las reglas del juego no han cambiado, pero los métodos para dirigir sí. En ese sentido estamos relegados. A nuestros árbitros les falta firmeza y algunos hasta caminan en el campo de juego.
¿Pueden los árbitros corregir esas deficiencias?
Eso no está en los libros, es un trabajo de los instructores. Pero ellos tampoco tienen la capacidad de enseñarlo porque algunos ni siquiera han dirigido en primera categoría.
¿Cuáles son las características de un buen árbitro?
Un buen árbitro es enérgico y no le tiembla la mano para tomar una decisión, sin miedo a una suspensión futura. Nuestros árbitros son monótonos, tienen el mismo ritmo en todos los partidos. Algunos son cómodos y no corren en la cancha. Dejan a veces que los asistentes tomen decisiones que les corresponden a ellos.
¿Qué le depara al arbitraje ecuatoriano?
Por el momento mucho trabajo y preparación para que logren reconocimiento internacional.
¿Será posible ver a referís nacionales en el mundial de Brasil en el 2014?
Espero que sí, porque si no se habrá desperdiciado el tiempo.