Como es una costumbre en el fútbol argentino, las paredes del centro de Buenos Aires y en la web aparecieron los afiches para golpear aún más duro en el dolor de los hinchas de Boca Juniors.
La derrota 2-0 ante el Corinthians, en el Pacaembú, en la final de la Copa Libertadores fue festejada no solamente por los hinchas de River Plate (que recién ascendidos a la Serie A no les queda otra que gozar de la derrota ajena), sino también de Independiente de Avellaneda, que con sus siete títulos de la Copa Libertadores, mantiene su prestigio de ser el mayor ganador argentino del torneo continental.
“No hubo septimao”, dice uno de los carteles, en alusión al ‘timao’, como se conoce al Corinthians, y al séptimo título que buscaba el cuadro ‘xeneize’.
Con un “0-4, acá si me ganás (finales perdidas)”, los de Independiente no pararon de burlarse de la noche del 4 de julio, cuando sonaron cohetes en algunos barrios de Buenos Aires celebrando la derrota boquense.
Boca, de estar a un paso de lograr la histórica triple corona (campeonato nacional, Copa Libertadores y Copa Argentina), ya ha perdido los dos primeros y solo le queda la Copa Argentina, que debe disputar con Racing.
Tres coronas fúnebres o un “TRIstísimo” amarillo sobre fondo azul son parte de unas bromas que también tienen como centro al volante Juan Román Riquelme, un jugador que divide las aguas entre la admiración y el desprecio. Un iglú sería su casa, metáfora del “pecho frío” como se dice en Argentina a los jugadores que no se entregan en la cancha.