Usted forma parte de los directores técnicos que han sido cesados este año, a pesar de que la situación en la tabla de Liga de Loja no era crítica. ¿Cree que los dirigentes ecuatorianos están dominados por la ansiedad?
Sí, en general se percibe una ansiedad muy grande por encontrar resultados de forma rápida. Solo en Liga de Quito se ha visto esa dosis de paciencia, tranquilidad e inclusive tolerancia que permite al cuerpo técnico trabajar con un espacio suficiente, para mostrar resultados. Yo tenía muchas ganas de terminar la temporada y consolidar un proyecto en Liga de Loja, como ocurrió el año anterior, cuando ascendimos a la Serie A. Empezamos muy bien el 2011, ganando puntos.
Los lojanos se ilusionaron con ese gran arranque de campaña…
¡Nosotros también! Quizás esos resultados iniciales nos envanecieron y nos hicieron perder un poco la humildad cuando había que estar con los pies sobre la tierra. Hubo un bajón, propio de los equipos que comienzan a consolidarse. Fue una pena que se cortara ese proceso en la jornada 14, abruptamente, con muchas fechas antes del fin de la etapa.
¿Liga de Loja cambió sus objetivos sobre la marcha?
El club, por carecer de un amplio presupuesto, se había fijado como meta ser competitivo, consolidar su presencia en la Serie A y evitar el descenso como ocurrió en el 2005. Eso se estaba cumpliendo. Luego se presentó esa ansiedad por ganar más cosas, algo que todos queremos pero que no siempre se puede obtener. La impaciencia también fue mía, porque yo también quería estar arriba con el equipo.
Algunos dirigentes presionan para que un determinado jugador sea titular pese a que no es del agrado del DT. ¿Algo de eso se vio en su relación con el volante Armando Paredes, famoso por su mal comportamiento?
En un determinado momento, en Loja se dijo que con Paredes habíamos contratado al enganche clásico. Pero pienso que esos enganches tradicionales ya no existen. El fútbol moderno requiere de jugadores que sepan asimilar las transiciones tácticas de la ofensiva a la defensiva. Teníamos un estilo de juego definido sin enganche que luego tuvo que cambiarse con Paredes y con Edder Vaca. Cuando se hizo el movimiento para acomodar el esquema a su presencia, el equipo no funcionó. Así que regresé al estilo de antes y comuniqué a la dirigencia que el jugador debía adaptarse al esquema.
Al final, usted dejó a Paredes en las gradas y él se quejaba en público de esa marginación…
También hubo un acuerdo previo del jugador con los dirigentes: Paredes debía exhibir cero faltas, cero equivocaciones extrafutbolísticas. Paredes incumplió el pacto. Lo sabe él y lo sabe la dirigencia. Yo fui drástico porque su comportamiento no podía poner el riesgo al equipo. Claro que, a la larga, su conducta terminó por jugar una mala pasada al cuerpo técnico, que ya no está en el club, pero él sigue ahí.
¿También afectó el bajón del delantero Fabio Renato?
Fabio Renato es un jugador que aporta cuando trabaja en función del equipo y no solo se limita a esperar que le caiga la pelota. El equipo sintió la ausencia de ese jugador, que en el inicio del torneo era colaborador; luego parecía que no estaba comprometido.
¿Faltó energía para corregir a los jugadores conflictivos?
No soy un DT que personaliza las cosas, no tomo aparte a un jugador para explicarle qué espero de su comportamiento. Eso lo hago dentro del grupo, porque el jugador forma parte de un equipo que busca una meta común. Eso no gusta a algunos pero esa es mi característica, soy muy serio en mi trabajo y me molesta que el jugador no se comprometa como se debe.
Su paso por Loja le permitió compartir el trabajo con su hijo Óscar, que fue el preparador físico.
Espero haberle ayudado a adquirir experiencia, sobre todo en el ámbito de pararse frente a un grupo de 30 personas, liderarlo, cuidar de su estado físico. A Óscar le gusta leer, investigar y analizar los partidos. Estuvimos juntos en Espoli en el 2009 y en Liga de Loja hasta la fecha 14. No sabemos si seguiremos juntos en otro equipo.
Quizás la gran inestabilidad de los DT en Ecuador les abra una posibilidad de seguir este año…
Apenas llegué de Loja me enteré de que Fabián Bustos fue cesado del Quito. No lo podía creer porque el equipo estaba tercero, aún debía dar pelea. Perdió un partido pero no era justo olvidar los otros que se ganaron, el que ganó en Guayaquil, que estaba arriba en la tabla. Otra vez, la ansiedad le ganó al razonamiento. Nos pasó lo mismo: con Liga de Loja ganamos el año anterior el primer título del equipo (campeones de la B), pero cuatro meses después estamos fuera.
Carlos Sevilla no siguió en el Quito pese a que dio resultados…
Es extraño. El Quito ha crecido pero no se explica por qué un DT que es exitoso no continúa en la siguiente temporada. Me acuerdo del DT español Arsenio Iglesias, quien escribió en su libro que prefería irse de un equipo en su mejor momento. Eso me ha hecho pensar en Loja, porque a lo mejor debimos haber salido luego del ascenso, en un momento importante. En todo caso, fueron 16 meses en Loja muy buenos en los que hubo mucho cariño por parte de la hinchada. En la última semana, recibimos el agradecimiento de la gente en la calle.