A ellos no les importa que los tilden de locos, fanáticos u obsesionados. Su amor por Emelec, Liga y Deportivo Quito los llevó a tatuarse el nombre de su equipo en la piel y no se arrepienten.
Joy, de 22 años, es la más extrema. Asegura que podría pintar su rostro con los colores del equipo azulgrana. Aún no lo ha hecho por falta de dinero.
El primer ‘tattoo’ se lo hizo hace unos cinco años, cuando tenía 18, y ya no necesitaba la autorización de sus padres. Ese trabajo lo realizó un amigo en seis horas. A ella solo le costó pagar una jaba de ‘bielas’ (cervezas).
Una mujer, con colores azulgranas, se observa al filo de la espalda de Joy. El segundo tatuaje, el sello característico del Quito, se lo diseñó en abril. También se lo hizo un ‘pana’ y le costó USD 80.
¿Qué reacciones causó su tatuaje en su casa? “Mi mamá puso el grito en el cielo. Jamás la había visto llorar tanto”, recordó Joy.
A pesar de ese mal momento, la hincha no lamenta haberse grabado un dibujo que lo llevará hasta su último día de existencia. Para Joy, sus tatuajes representan el cariño hacia su equipo.
Ese “loco sentimiento” al Quito nació desde la niñez. Lo impulsó su abuelito José González, también hincha de la ‘AKD’.
Ahora, ella va al estadio sola o en compañía de su papá y hermano. Sus familiares se ubican en la preferencia, Joy, en cambio, anima al equipo junto a la Mafia Azul Grana, la barra que alienta a los futbolistas dentro y fuera de la ciudad.
Su último encuentro con el club de sus amores ocurrió ayer, cuando el Deportivo Quito visitó a Olmedo, en Riobamba.
Antes de viajar a esa ciudad, acudió a sus clases en la Universidad Católica. En Riobamba tenía previsto ‘retaquear’ (pedir dinero) para conseguir una entrada.
Por lo general, su padre le regala dinero para comprar los boletos, pero “justo ayer (viernes) no quiso que viajara a Riobamba”.
La joven también muestra su amor por el club de otra forma: se pinta el cabello con tinte rojo. Anteayer, en cambio, lució un par de pendientes con el logo del Quito.
En el futuro, espera grabar en su piel un nuevo tatuaje con la imagen de la Plaza del Teatro y un taxi. “A mí me dicen ‘placera’, ‘taxista’, y me da exactamente igual”.
El tatuaje en su pierna derecha le da “poder”
No hace falta que Marco Fonte, de 31 años, diga hincha de qué equipo es. Su pasión por el azul eléctrico se nota cuando alguien visita su dormitorio. Allí hay de todo: barajas, llaves, camisetas… Hasta el foco que lo alumbra por la noche es azul.
Y si por él fuera pintaría las paredes de su casa con el mismo tono. Pero eso no puede hacerlo. Por eso, pintó los colores de Emelec en su pierna derecha.
En el 2010 eligió tatuarse en su pierna. Él escogió el diseño y su amigo Álvaro lo grabó. Soportó los pinchazos por cuatro horas.
No se arrepiente. Es más, cree que ese dibujo le otorga el talento para marcar goles en partidos amistosos. “Cuando anoto, me detengo para acariciar mi tatuaje”.
Este aficionado sigue los pasos de Emelec desde que era niño. Su amigos lo confirman. Ellos dicen que Marco acudía a la escuela con una pelota azul y no permitía que jugaran con ella.
Hoy no piensa en otro ‘tattoo’. La estrella que ganará el Emelec -está seguro que será campeón este año- la pintará en su pierna derecha. Planea acudir a un amigo cuando los azules logren un título internacional.
La ‘U’ se fusiona con un miembro de su familia
David Herdoíza, de 29 años, está“loco por Liga de Quito”. Lo ratifica su madre Marta Burbano.
Nació albo, afirma, y por eso se grabó la ‘U’ en su espalda. La imagen tiene colores azules y rojos y se fusiona con el rostro de su tío José Burbano.
Con su familiar, hoy de 68 años, David conoció la historia de la ‘U’. Él conoce los datos del equipo desde la época en que jugaba en el parque de El Arbolito.
De pequeño visitaba muy poco los estadios. Aprendió los cánticos del club albo a través de la radio.
“Me acuerdo como si fuera ayer, cuando se paraba frente a la radio y empezaba a cantar. Antes se colocaba un cintillo en la cabeza”, recordó su madre.
Con relación al ‘tattoo’, David no tuvo problema en mostrarlo a su mamá. Ella respeta la vida de su hijo, sin embargo, siempre le advierte de los peligros que generan las agujas y las tintas.
David también se grabó el sello de su club en señal de cariño. También se escribió el nombre de su madre y el rostro de su tío.
Además de eso, en su piel se ha grabado la Bandera del Ecuador, con el rostro de Eloy Alfaro.