Álex Colón tiene un lema que lo acompaña antes de una exigente temporada de preparación física o un partido trascendental: “Siempre hay que tener valor, fuerza y valor. Hay que saber levantarse”.
La frase parece sacada de un libro de autoayuda. Pero es una que el menudo mediocampista de Deportivo Quito la aprendió por su cuenta y la pone en práctica desde los 18 años cuando, triste y frustrado, estaba a punto de dejar el fútbol. Sus padres, incluso, pensaron en enviarlo a la Marina para que siguiera esa carrera.
Los 18 años es una edad crítica para centenares de jugadores que quieren hacer del fútbol su profesión en el país: solo un puñado de ellos es escogido para los planteles de la Primera División.
A Colón le pasó lo último. La última semana de julio del 2005, conoció que en Liga de Quito (por su edad) no tenía espacio para seguir en las formativas. Y el peruano Juan Carlos Oblitas, el técnico del equipo de Primera, tampoco lo tenía entre sus planes.
El torneo Sub 20 debía desaparecer desde agosto de ese año. Solo quedaba la categoría Sub 18, pero por su edad Colón ya no tenía chances de quedarse. Lo mismo le ocurrió a Daniel Samaniego y a Miguel Bravo (ahora en El Nacional). En la ‘U’ a los talentos siempre se les dificulta dar el salto a Primera, confirma Santiago Jácome, gerente deportivo de ese plantel. “A Álex le ocurrió así, pero eso no quiere decir que haya sido un mal jugador. Es bueno…”.
Patricio Colón, padre del volante de 26 años, recuerda la frustración de su hijo en esa época. “Se encerró. No quería saber nada ni quería hablar”.
A Colón siempre le gustó jugar en LDU. Llegó a ese plantel a los 9 años cuando Hans Ortega, entonces entrenador juvenil de los albos, lo vio en una práctica de la escuela de fútbol de AFNA en el estadio Atahualpa. Él lo llevó al Complejo de Pomasqui para que lo observara el fallecido cazatalentos Gonzalo Molina. Este vio al niño, quien lo encandiló por su juego y lo reclutó enseguida, según el testimonio del progenitor del futbolista quiteño.
Él y sus familiares recuerdan que, desde entonces, Colón se hizo hincha de los universitarios, uno de los rivales más acérrimos del Deportivo Quito y que curiosamente hoy es el plantel en que el jugador brilla bajo la tutela del DT Rubén Darío Insúa.
En la escuela de la Asociación de Fútbol No Amateur de Pichincha (AFNA) y en las formativas de LDU, Colón siempre se destacó por su talento para jugar con la pierna zurda. “Era flaquito y muy tímido. Pero cuando jugaba mostraba sus gambetas y sus bonitos goles”, rememora Juan Carlos Paredes, quien lo dirigió más de un año en la escuela de AFNA.
Pablo Sotalín, ex entrenador de las formativas albas, también descubrió esas virtudes en el entonces prometedor futbolista. Él confirma que por esto, incluso, fue llamado a los entrenamientos del equipo de Primera con el uruguayo Jorge Fossati. El estratega charrúa lo llamaba ‘Pollito’ e, incluso, lo llevó a un amistoso ante Olmedo, en Riobamba. Parecía un futuro prometedor en la ‘U’.
No ocurrió así y tras su decepción Colón se tomó unos días. Luego, fue a probarse en Espoli. Ahí lo acogió el DT Carlos Calderón, pero lo mantuvo en la banca de suplentes. Frustrado, él y sus familiares buscaron a Aucas, donde tampoco tuvo opciones.
Mónica Rueda, madre del jugador, recuerda esas aventuras. Ella lo acompañó a Ambato para probarse en Técnico Universitario, en el 2009 y, según Patricio Colón, tampoco tuvo espacio. “Solo pedíamos que le pagaran un almuerzo de USD 1, 25 para que se quedara en Técnico. Nosotros le pagábamos los pasajes. Pero no lo aceptaron allá”. Esta versión no ha sido confirmada por el ‘Rodillo Rojo’, pero en el club reconocen que el jugador fue a probarse.
Marcelo Céspedes, el mejor amigo y confidente del volante, entonces, apareció en escena. Habló con los dirigentes de UTC y pidió que permitieran que el jugador se probara. Ahí, Colón deslumbró y luego dio el salto al Técnico, equipo que lo cotizó en USD 800 000.
Pese a esto, el jugador no evitó que el ‘Rodillo’ descendiera a la Serie B en el último partido del 2012 ante El Nacional. Acusado de “haberse vendido”, Colón lloró y dijo que fue honesto.
El Quito se fijó en él este año para suplir la salida de Luis Saritama. Y el DT Insúa es uno de los más contentos. Dice que el jugador aporta al juego ofensivo. El ‘Conquistador’ ha marcado dos goles (uno de ellos en la victoria sobre Barcelona) y la ‘AKD’ es segunda en la tabla de ubicaciones.
Ahora, Colón volvió a su barrio Cochapamba sur. Ahí, está el club barrial de sus familiares Atlético Colón y en el que jugó dos años cuando era adolescente.
Su calidad de vida también mejoró con el regreso a la capital. Adquirió un departamento y sostiene con su sueldo a sus hijos Britany, de 9 años, y Matías, de 14 meses. También apoya a su hermano Axel, de 11 años. El pequeño siempre ve los videos de su hermano y quiere ser futbolista.
Álex no quiere marearse con su momento. Por eso, recuerda su frase: “Hay que saber levantarse”.
Su inicio y sus clubes
Álex Colón nació en Quito y tiene 26 años. Se inició en la escuela de fútbol de AFNA a los 9 años. Ahí, fue dirigido por el DT Juan Carlos Paredes.
Luego, estuvo en las formativas de Liga de Quito y pasó por todas las categorías juveniles hasta la Sub 20. En el 2005 salió de ese equipo porque no fue tomado en cuenta para el plantel de Primera Categoría.
También pasó por Espoli (equipo en el que fue suplente con el entrenador Carlos Calderón). Luego, buscó fortuna en Aucas.
Jugó dos temporadas en la Universidad Técnica de Cotopaxi (ahí fue dirigido por el entrenador argentino Salvador Ragusa).
En Técnico Universitario tuvo un paso destacado entre el 2011 y el 2012. Ahí fue dirigido por Paúl Vélez y Horacio Basualdo.
Este año se incorporó a Deportivo Quito en la Serie A. Con los azulgranas ha marcado dos anotaciones en el Campeonato Ecuatoriano de Fútbol. Es titular y un jugador de confianza para el estratega Rubén Darío Insúa.