Hasta el martes, el acceso al Hotel de Campo, propiedad del Colón, no era tan restringido. Había guardias, pero se podía ingresar y transitar con cierta libertad. Las puertas estaban abiertas y desde la entrada se apreciaba el ‘lobby’ y los amplios jardines.
Sin embargo, la situación cambió desde el mediodía de anteayer: la Selección Argentina llegó para concentrarse ahí, en las mismas habitaciones que hasta el día anterior las había ocupado la Selección Tricolor. La presencia de los gauchos obligó a que Ecuador buscara una nueva morada: el Hotel Riogrande, ubicado en la parte céntrica de Santa Fe.
Pero la llegada de Argentina, que ayer en la noche tenía previsto medirse con Colombia (19:45 de Ecuador) hizo que las cosas cambiaran en la ciudad de 300 000 habitantes y en el flamante Hotel de Campo.
Las seguridades se reforzaron en las inmediaciones del predio: cinco patrulleros de policías estaban dispuestos en los alrededores. Además, la puerta principal del centro, que antes permanecía abierta, fue cerrada, ante la avalancha de hinchas y periodistas argentinos que se instalaron en el lugar.
Los aficionados fueron colocados detrás de gruesas vallas, similares a las que se colocan en los estadios. Pese a las incomodidades y al frío de tres grados en esta ciudad, familias enteras, vestidas con camisetas y gorros albicelestes, esperaban ver, al menos por un minuto, a sus ídolos.
Leonel Sperduti es empleado público y tiene 43 años. Es rubio y usa gruesos lentes. Llevaba en sus brazos a Joaquín, un niño de 4 años, con ojos azules y el cabello rubio y lacio. El ‘nene’ tiene puesta una camiseta albiceleste con el 10 y la leyenda Messi en la espalda.
“Vinimos a tratar de ver a Messi o a ‘Carlitos’ pero hay mucha seguridad. Creo que la Selección es de todos. Debería ser así, generar un vínculo con nosotros”, dijo resignado, mientras levantaba al menor de sus tres hijos.
Algunos como ‘José’, como dice llamarse un comerciante, aprovecharon la ‘fiebre Argentina’ para vender camisetas y gorras . “Las que más se venden son las de Messi. Cada camiseta sale a 40 pesos (alrededor de USD 10).
En Santa Fe, hay dos equipos de fútbol. El Colón, dueño del Hotel Campo y del estadio Estanislao López y el Unión, que acaba de ascender a Primera, tras ocho años en el Nacional B (así llaman los argentinos a la Segunda división). La rivalidad es fuerte y cualquier pretexto es válido para burlarse del equipo contrario.
Aprovechando la presencia de Argentina en su predio, los hinchas de Colón cantan continuamente afuera del hotel. “Y ya lo ve, y ya lo ve. Es para el tate (tatengue es el apodo de Unión) que lo mira por tevé”.
La pasión futbolera hace que a veces los hinchas se desborden. El martes en la noche, Argentina fue al estadio Estanislao López a entrenarse. La idea era realizar una práctica a puertas cerradas. Pero no fue posible: unas 4 000 personas forzaron las puertas del escenario (también de propiedad de Colón) y pudieron colarse en las plateas y mirar la práctica. “Queríamos practicar sin público, pero entendemos la reacción de la gente. La Selección es de la gente”, dijo Sergio Batista en la rueda de prensa posterior al entrenamiento.
Ayer las medidas de seguridad continuaron en la concentración albiceleste. Solo en la mañana, los goleros suplentes y cinco jugadores más decidieron entrenarse en una de las canchas del complejo, casualmente al lado del sitios de entrenamiento de Ecuador. Pero incluso ahí, cinco guardias impidieron que los periodistas y observadores se acercaran.
Diego Milito, Juan Pablo Carrizo, Mariano Andújar, Javier Zanetti, entre otros, se movieron en la cancha. Luego regresaron a sus habitaciones a la espera del inicio del cotejo.
Las reacciones
Batista no descartó repetir la experiencia cuando la Selección viaje el domingo a Córdoba, donde el lunes tendrá su último juego ante Costa Rica, del grupo A.
“Esta fue una situación que se dio hoy acá y nos vino muy bien. La gente alentó muchísimo y el calor el jugador lo siente. Si le hace bien a la Selección, se puede hacer, pero uno el día anterior también tiene que trabajar”, expresó.