Liga y Deportivo Quito tienen dolencias y sufrimientos. Estos equipos, pero sobre todo LDU, son un espejismo de aquellos clubes que ganaban y deleitaban a sus hinchas con títulos y clasificaciones a Copas internacionales.
Los albos, del entrenador Edgardo Bauza, tienen el semblante pálido. Son cuartos y ya no dependen de sí mismos para obtener uno de los tres cupos a la Sudamericana, que se iniciará en agosto. El ‘Patón’ lo admitió en la rueda de prensa de ayer, tras el empate sin goles de los albos ante los azulgranas. “Dimos por perdida la primera etapa (el primer lugar de esta fase) hace algún tiempo. Ahora, solo nos queda sumar para ver qué pasa… ”.
A Bauza se le nota el sufrimiento y la preocupación en cada encuentro. Ayer, en la zona técnica de la Casa Blanca, gritaba y pedía más concentración a sus jugadores. Luego, caminaba con la cabeza agachada y miraba el piso ante la falta de precisión de su plantel. Nelson Acosta, el DT del Quito, también lucía enérgico en la zona técnica de la Casa Blanca.
No es Liga el equipo de años pasados en los que conquistó cuatro trofeos internacionales (Libertadores, Sudamericanas y dos Recopas). Ahora, sufre para hilvanar jugadas colectivas de ataque.
Bauza siempre se ha preocupado porque su equipo tenga la posesión del balón. Esa filosofía a Liga le permitía tener paciencia para llegar al arco rival y marcar en la Casa Blanca.
En cambio, ahora sufre mucho para rotar la pelota, sobre todo ante rivales con mayor dinámica como el de ayer, Deportivo Quito.
Para vulnerar esa dinámica, ha cambiado de esquema. Abandonó el 3-5-2 con el que logró la Libertadores y dispuso un 4-4-2. Las ausencias, las deserciones (Luis Bolaños, transferido a México; y Damián Manso, quien prefirió ir al Al Nasr de Arabia) y los llamados de atención lo obligaron a modificar su esquema.
Ese cambio parece darle algo de solidez a la defensa, pero también restarle fuerza al ataque. Ariel Nahuelpan, el único delantero ante la ausencia del suspendido Claudio Bieler, es intermitente. Tiene corpulencia física, pero falla opciones clarísimas de anotar como la de ayer ante el golero azulgrana Adrián Bone.
El Quito tiene más signos de recuperación. Con el entrenador Acosta ayer mostró más velocidad, pero todavía tiene problemas para atacar (Matías Alustiza y Fidel Martínez eran los goleadores, pero fueron transferidos al fútbol del exterior).
Pero Acosta está convencido de que cuenta con jugadores que pueden sorprender y de los que está orgulloso. Así, se los dijo ayer en el camerino de la Casa Blanca. “No pongo a jugadores solo por capricho. Están por sus condiciones”, sentenció en la rueda de prensa tras el empate ante la ‘U’.
Los jugadores empiezan a creerle. Ayer, tras la salida del túnel de acceso al estadio de Ponciano, reconocieron la labor del DT uruguayo-chileno.
Luis Romero, Édison Vega, Luis Congo y Danny Luna son los más beneficiados por la llegada de Acosta. Ayer, aparecieron como titulares en Ponciano.
El entrenador les pidió que no dieran ninguna pelota por perdida y, quizás eso, explica el gran despliegue físico del plantel, guiado por Saritama, en el medio. En la defensa, en tanto, pocos extrañaron a Giovanny Espinoza, reemplazado por Luis Romero.
Con ellos, el Quito dejó en evidencia que sus dolencias son momentáneas. En la segunda etapa, la ‘AKD’ jugará la Sudamericana. En cambio, la enfermedad de Liga parecería que no tiene receta. Es cuarto y ya no depende de sí mismo para llegar a la Copa.