Los futbolistas adolescentes pasaron a ser la prioridad de los agentes de jugadores. Se las ingenian para arreglarles buenos contratos o pretender ser dueños de sus derechos deportivos, vendiéndoles ilusiones de llevarlos a equipos europeos.
Los casos recogidos en el reportaje de esta semana (págs. 38 y 39) muestran la forma cómo actúan los empresarios en el país. En esos métodos, los adolescentes acceden a sus imposiciones, ilusionados con la posibilidad de que el fútbol les dé una estabilidad económica.
Es recomendable que los jóvenes no firmen contratos sin la asesoría de un abogado. Pero deberían ser los organismos de la Federación los que dicten charlas a los padres o representantes legales de los futbolistas, controlen y sancionen estas irregularidades para evitar los abusos de los empresarios.
La FIFA quiere que sean las asociaciones nacionales las que impongan las normas para evitar los irregulares procedimientos de los empresarios, ayudados en muchos casos por gente cercana a los equipos de fútbol. En el próximo Congreso de Fútbol hay que reforzar los artículos de transferencias, contratos y sanciones para futbolistas menores de 21 años. Esa es la única forma de impedir que los empresarios se aprovechen de los adolescentes.