A menos de tres meses del Mundial de Brasil 2014, el fútbol uruguayo está sin gobierno y sumido en una de las peores crisis de las últimas décadas, tras la renuncia el lunes de su plana mayor en medio de disputas internas y un debate sobre la violencia en las canchas.
La decisión, el pasado jueves, del presidente José Mujica de retirar la guardia policial de las tribunas del estadio Centenario y el Parque Central, los principales escenarios deportivos de Montevideo, ahondó una crisis que estaba latente y que estalló el lunes con la renuncia en masa del Consejo Ejecutivo de la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF).
En la noche del lunes, una extensa reunión informal entre los dirigentes de los clubes de Primera División -salvo Defensor Sporting, Liverpool y Peñarol- terminó sin una resolución sobre quién dirigirá la AUF, al menos en forma provisoria, hasta después de la Copa del Mundo. “Quedó claro que la solución pasa por un ejecutivo provisorio, cuyas características no se definieron”, dijo a periodistas tras el encuentro Lucas Blasina, presidente de Rampla Juniors.
Los clubes tienen previsto reunirse formalmente el miércoles para designar un Ejecutivo provisorio que complete el mandato del renunciante. Mientras, Mujica convocó para la tarde del martes a los presidentes de Nacional, Eduardo Ache, y Peñarol, José Pedro Damiani, y a la Mutual de futbolistas, para analizar nuevamente la seguridad en los estadios.
Su decisión de retirar a la Policía de las tribunas ocurrió tras violentos incidentes ocurridos al final del duelo entre Nacional y el argentino Newell’s Old Boys en la noche del miércoles por la Copa Libertadores de América, que dejaron cinco hinchas de Nacional procesados, y decenas de heridos entre hinchas tricolores y policías.
“Vamos a tener una reunión y tiene que haber un compromiso de fechas de cuándo se ponen los aparatos (de sistema de identificación facial con cámaras) que sea tangible y veremos”, dijo en la noche del lunes el presidente Mujica.
“Nosotros no queremos hacerle mal al fútbol, al contrario. Pero queremos jugar en serio este partido para mejorar un poco” la seguridad, añadió.
Temas pendientes
La colocación de cámaras de alta definición para mejorar la identificación de los hinchas violentos fue uno de los compromisos que asumieron la semana pasada Nacional, Peñarol y el entonces presidente de la AUF, Sebastián Bauzá, tras reunirse con Mujica.
Bauzá también se comprometió a reenviar de inmediato el código disciplinario de FIFA a los clubes de la asociación para que se votara esta semana. Pero con la caída del Ejecutivo de la asociación, ese tema también quedó pendiente.
Para el director Nacional de Deportes, Ernesto Irureta, los clubes deben cumplir los acuerdos alcanzados y, en ese sentido, la aprobación de este código -que prevé entre otras sanciones un sistema de quita de puntos para los clubes cuyas hinchadas generen disturbios- “no se puede dilatar más”.
“Si existe tanta exigencia para con el Estado de las entidades deportivas creo que es de recibo que se insista en la necesidad de que este tipo de reglamentación esté vigente”, dijo Irureta.
“El problema de la violencia no es de las entidades deportivas ni del gobierno, es un problema de todos y cada uno y deben contribuir de alguna manera para tratar de eliminarla”.
La individualización de quienes asisten a los partidos, el registro de quienes ingresan o la construcción de cercos perimetrales en las canchas son también temas pendientes que los clubes no han resuelto, advirtió. –
FIFA no hace comentarios
En tanto, un portavoz de la FIFA dijo el martes a la AFP que aún no recibió comunicación oficial sobre la renuncia de los dirigentes de la federación uruguaya por lo que no hará comentarios sobre la misma.
Por su parte, Néstor Benítez, portavoz de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) en Asunción que “el fútbol y los dirigentes del fútbol uruguayo merecen respeto y la Conmebol no puede hacer especulaciones” sobre la crisis en el fútbol uruguayo.
Benítez insistió en que no hubo ningún pronunciamiento de la entidad sobre la situación del fútbol uruguayo hasta el momento, salvo el sumario iniciado el lunes contra siete clubes del país sudamericano por haber presentado -a fines del año pasado- una denuncia penal por presuntas irregularidades en los balances de la Conmebol.
El organismo había informado más temprano que abrió un expediente disciplinario contra esos clubes, que lo acusan de perjudicarlos al desechar una oferta de compra de derechos de televisación superior a la vigente.
Las negociaciones por estos derechos están en el trasfondo de gran parte de las diferencias en el seno de la AUF.
El presidente renunciante, Sebastián Bauzá, quería comenzar a negociar ya los derechos desde 2016, cuando debe comenzar la eliminatoria para la Copa del Mundo 2018, para aprovechar el buen momento de la Celeste en el mundo, cuarta en Sudáfrica-2010, campeona de América en 2011 y que clasificó a su segundo mundial consecutivo. Pero no contó para eso con el apoyo de los clubes.