Adiós a Rafael Benítez, hola a Zinedine Zidane. A sus 43 años, el francés asumió el 4 de enero del 2016 su primer gran desafío como técnico con un reto de enormes dimensiones: resucitar al moribundo Real Madrid.
Tras toneladas de dudas, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, decidió darle las riendas del equipo tras decidir el despido de Rafael Benítez, quien apenas cumplió siete meses de un contrato de tres años. “El primer entrenador del Real Madrid será Zinedine Zidane. Es sin ninguna duda una de las mayores figuras en la historia del fútbol. Sabe mejor que nadie lo que es estar al frente de la plantilla del Real Madrid. Sabe lo duro que es este banquillo, conoce a estos jugadores y con él como segundo entrenador lograron la décima Copa de Europa”, afirmó Pérez tras presentarlo como entrenador.
Y añadió, en una frase que define el difícil momento que atraviesa el equipo: “Para ti no existe la palabra imposible”. Zidane pertenece a la historia dorada del club blanco. Fue héroe de la Liga de Campeones ganada en 2002 y tras su retiro como jugador fue probando en todos los puestos de la entidad que, con indecisión, le pidió a Pérez. Fue delegado, director del fútbol, mánager… Hasta que hace un año y medio, tras probar como ayudante de Carlo Ancelotti, decidió iniciar su carrera como entrenador. Nadie discute el peso de una leyenda futbolística como Zidane, fichaje estelar de Pérez en 2001. Ahí comenzó el idilio entre dirigente y estrella. Sólo Alfredo Di Stéfano se situó por encima de las preferencias personales del presidente.
Zidane marcó una época por su elegancia y categoría como futbolista. Con la Juventus conquistó dos Ligas italianas y luego hizo historia con el Real Madrid al ganar una Liga española, una Liga de Campeones y una Copa Intercontinental.
Y con la selección francesa ganó el Mundial de 1998 y la Eurocopa de 2000. La cuestión es ver qué puede aportar como entrenador y, sobre todo, si está preparado para asumir un reto como el que ahora se le propone, quizá antes de tiempo. Pérez sueña con que sea “su” Guardiola. Zidane toma el mando de un equipo a la deriva y con una profunda fractura deportiva e institucional. Ubicado en la tercera posición de la Liga española y fuera de la Copa del Rey por alineación indebida, el tímido francés deberá afrontar soluciones de urgencia para enderezar el rumbo. Primero, deberá recuperar la cohesión de un vestuario que nunca creyó en Benítez, con las estrellas en primer lugar. Y luego, tendrá que dotar al equipo de un estilo que guste a una hinchada muy enfadada con el juego de los suyos, con la falta de identidad que en cambio sí tienen rivales como Barcelona y Atlético de Madrid. Para su dolor.
A primera vista, le puede ayudar mucho el año que estuvo como ayudante del técnico Carlo Ancelotti, en la temporada 2013-14. El italiano, adorado por su plantel, fue destituido en junio de 2015 por Pérez en contra de la opinión de los jugadores. “La voz de Zidane se escucha mucho entre los jugadores”, dijo una vez Ancelotti. Lo necesita. Sin deslumbrar con su trabajo en el Castilla, Zidane tomará desde mañana las riendas del equipo y debutará el sábado ante el Deportivo de La Coruña. En la silla eléctrica que es el banquillo blanco -Pérez despidió ya a diez entrenadores como presidente- hay ahora un mito futbolístico, pero con todo por demostrar como entrenador.