Carlos Peralta (izq.) es marcado por Bryan Oña. Observan Daniel Segura (tercero desde la izq.) y el asistente Wiston Cifuentes, en La Armenia. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
La eliminación de Universidad Católica en los cuartos de final del torneo 2019 ante Liga de Quito fue un golpe doloroso, una herida que no termina de cerrar en el complejo deportivo de La Armenia, donde el cuadro ‘camaratta’ tiene su cuartel.
‘El Trencito’ sometía con autoridad a su rival en el partido de ida jugado en el estadio Rodrigo Paz, el 23 de noviembre. Vencía por 3-0 hasta los 90 minutos, pero la ‘U’ logró acortar la serie con los tantos de Luis Antonio Valencia (90+4’) y de Carlos Rodríguez (90+5’). La situación fue tan peculiar, que varios directivos del equipo ‘camaratta’ bajaron al camerino con el 3-0 a favor y cuando llegaron a su destino se enteraron de los dos goles albos.
El estupor fue general. “Ese partido determinó la suerte de la serie y de nuestra campaña. En el partido de vuelta, (Liga ganó 2-0), ellos nos demostraron su jerarquía y nos vencieron”, reflexiona en La Armenia el entrenador Santiago ‘Sachi’ Escobar.
Las reglas del torneo ecuatoriano castigaron la falta de contundencia de los ‘camarattas’. El equipo terminó la temporada regular en el tercer lugar, con 53 puntos, pero pese a ello no alcanzó su cupo a la Copa Libertadores, lugar reservado para los finalistas y para los dos primeros de la tabla acumulada: Macará y Barcelona Sporting Club.
El director técnico dejó claro cuál es el objetivo de la institución para esta temporada: “La Copa Libertadores es nuestra obsesión. Estamos preparando al equipo para intentar llegar al torneo internacional. También queremos ser protagonistas en el torneo nacional”, dijo el DT.
La dirigencia liderada por Miguel Almeida tiene como meta principal avanzar en la Copa Sudamericana, en donde enfrentará en primera fase al Lanús argentino. Pero, además, las esperanzas están cifradas en llegar a la Libertadores. El equipo mantiene su presupuesto de USD 4,5 millones para la campaña.
Universidad Católica es un club en donde se realizan muchas terapias grupales, sesiones para determinar los porqués de los éxitos y los fracasos. Luego de la eliminación en el 2019, el cuerpo técnico se reunió con la dirigencia y después remitió un informe respecto de la campaña.
Una de las conclusiones principales fue que al equipo le faltaron futbolistas suplentes para afrontar la etapa decisiva del torneo. Por ello, para esta temporada se trajeron 10 jugadores, de los cuales seis son de ofensiva: dos volantes y cuatro delanteros.
El elenco mantiene su filosofía de juego ofensivo. En los dos últimos años, Católica tuvo en sus filas al goleador del torneo: en el 2018 John Jairo Cifuente marcó 37 goles y el año pasado, Luis Amarilla fue el máximo romperredes, con 19.
En esta campaña, de los cuatro delanteros tres ocupan el puesto de ‘nueve’: Juan Manuel Tévez, Bryan de Jesús y Daniel Nazareno; este último, argentino de 19 años, proviene de la Reserva de Vélez. El año pasado, la dirigencia trajo a préstamo a otro jugador del club gaucho que rindió con excelencia: el paraguayo Amarilla. “Vengo con ilusión a rendir en Católica. Luis (Amarilla) es mi amigo y me recomendó que venga al equipo, que está bien organizado y que Quito es una linda ciudad para vivir”, contó Daniel.
Católica también trajo a Andrés Chicaiza, a préstamo. La negociación se concretó en tres días de las festividades de fin de año: del 25 al 27 de diciembre; Liga de Quito, U. Católica y el jugador llegaron a un acuerdo. El otavaleño, de 25 años, se incorporó al equipo en pos de más oportunidades. “Católica tiene un estilo de juego que puede beneficiarme. Voy a trabajar para ser titular”.
Las charlas entre jugadores también se multiplicaron. Hernán Galíndez y Facundo Martínez arengaron a sus compañeros para lograr este año su paso a la Libertadores, un torneo en el que el cuadro quiteño no participa desde la temporada de 1980.