La gente de Rabat acudió al estadio de Marrakech a mirar al Real Madrid. Foto:AFP
“¡Vamos, Real, vamos!”, grita alguien en la estación de Rabat. Es martes por la mañana, no son ni las ocho y las caras sonrientes son mayoría a la espera del tren con destino a Marrakech, donde muchos van a ver jugar al Real Madrid por primera vez.
En principio este viaje a Marrakech para ver la semifinal del Mundial de Clubes no era necesario, ya que el partido se iba a jugar en el estadio de Rabat, hasta que las fuertes lluvias de los últimos días obligaron a la FIFA a cambiar la ciudad para que el Real Madrid-Cruz Azul tuviera un buen césped.
Los equipos cambiaron sus planes y el Real Madrid en vez de quedarse tres noches en Rabat apenas estuvo una. Y los hinchas tuvieron también que decidir entre resignarse y no ver a Cristiano Ronaldo o improvisar casi sin tiempo un viaje de más de 300 kilómetros.
“Yo tengo suerte, tengo familia en Marrakech y no tengo que pagar el hotel. El único gasto es el tren. Pero tengo un amigo que no ha podido dejar el trabajo y no puede viajar ahora al partido”, explica Mohammed en un perfecto español, ya que vivió gran parte de su vida en la provincia de Málaga, en Andalucía.
Viaja a Marrakech desde la capital con su esposa, Salima, y su hija pequeña, de apenas dos años y medio, a la que habla en español para que vaya aprendiendo la lengua. Pero no es la única herencia española: la pequeña lleva unas botas con el escudo del equipo blanco.
“En Marruecos no hay un equipo que sea más popular que el Real Madrid. En todo el norte de África creo que es así. Real Madrid y Barcelona, pero sobre todo el Real Madrid”, asegura.
Con este viaje aprovechó la posibilidad anunciada por la FIFA: las entradas para el partido en Rabat eran igualmente válidas para el de Marrakech, y quien lo deseara podía solicitar un reembolso.
En la segunda clase no hay asientos asignados y tampoco límite de aforo, mientras haya sitio para alguien más.
En su compartimento, de los ocho asientos, seis están ocupados por rabatíes como él, que han tenido que tomar un tren para no desaprovechar la oportunidad, puede que única en la vida, de ver al equipo de sus amores jugando en Marruecos una competición oficial de la FIFA.
“Al principio íbamos a ir en coche, es más rápido y más cómodo, pero mi coche es viejo, hace tiempo que no hago viajes largos con él”, explica Nourredine, estudiante de Leyes y que ya vio hace dos años al Real Madrid en un partido en el Santiago Bernabéu contra la Real Sociedad.
La gente de Rabat acudió al estadio de Marrakech a mirar al Real Madrid. Foto:AFP
Pasión por Cristiano
En el pasillo del vagón, ya sin asiento, jóvenes, en su mayor parte varones y con camiseta o bufanda del Real Madrid. Entre los dorsales domina sin duda el 7 de Cristiano Ronaldo, pero hay otros que conservan camisetas desde hace tiempo, con jugadores que se fueron, como Ronaldo, el ‘Fenómeno’ brasileño, o el italiano Fabio Cannavaro.
Entre Rabat y Marrakech hay trenes cada dos horas y el trayecto dura cuatro horas y media, demasiado largas con tan poco espacio.
“Yo he tomado este tren de las 7:45 otras veces y para nada va tan lleno”, subraya Mohammed, mientras el tren recorre paisajes cada vez más secos, en los que rebaños de ovejas o cabras rompen la monotonía.
La marea rabatí contaba además con otros aficionados españoles, que también tuvieron que buscar la manera de llegar a Marrakech cuando conocieron la noticia del cambio de sede.
Toño, madrileño y en silla de ruedas por un accidente hace cinco años, acompañado por su padre y su hermana, aprovechó el lunes para visitar la kasbah y la medina de Rabat, y este martes, con todas las dificultades para una persona en su situación, subió a ese tren tan madridista.
A las 12:20, diez minutos más tarde del horario de llegada previsto y siete horas antes del partido, el tren llegó a Marrakech.
Y la marea de hinchas se perdió por las grandes avenidas de la ciudad del sur, que recibió con sol a los aficionados venidos desde las lluvias del norte.
La gente de Rabat acudió al estadio de Marrakech a mirar al Real Madrid. Foto:AFP