El seleccionador de Honduras, Luis Fernando Suárez (centro), durante el entrenamiento realizado en el Centro Deportivo de Brasil. EFE
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Luis Fernando Suárez es un técnico que siempre pide a sus jugadores que sean irreverentes ante cualquier rival. Que le falten el respeto y que se enfrenten de igual a igual.
Al menos eso recuerda Félix Borja del DT de Honduras, el rival de Ecuador este viernes. Por eso es que los ‘catrachos’ aparecerán como unos adversarios exigentes y combativos, según ‘Cangurito’, quien estuvo en la nómina de la Tricolor en el Mundial de Alemania 2006, bajo la batuta de Suárez.
“Era muy exigente con los jugadores, como persona y entrenador. En ciertos momentos tuvo una actitud paternal, pero siempre marcó distancias por su posición de técnico”, recuerda el hoy delantero de Liga de Quito.
“En ese Mundial yo era muy joven y nos pedía personalidad, jugar sin temores, como si fuéramos experimentados. Que le faltáramos el respeto a los rivales”, detalló sobre los requerimientos del DT colombiano.
Del equipo que él comandó en Alemania solo siguen Antonio Valencia, Édison Méndez y Luis Fernando Saritama. El primero fue titular en el partido ante Suiza, mientras que los otros estuvieron en la banca de suplentes.
Otro jugador que estuvo en la cita ecuménica en suelo germano fue el zaguero José Perlaza, quien refirió de que Suárez siempre estuvo pendiente de la vida personal de los jugadores, pero sin inmiscuirse demasiado. Armando Osma se encargaba de esa labor.
Eso sí, el defensor del Barcelona guayaquileño precisó que Suárez era “muy meticuloso” en la disciplina táctica. “Le gustaba que cumplieran con lo que él pedía”, agregó el ‘Zancudo’.
En Ecuador, los hinchas auquistas son quienes más cariño le tienen, pues tuvo al equipo con posibilidades de ser campeón nacional por primera vez, en el 2004. Pero, justamente ese buen desempeño hizo que la Ecuafútbol lo solicitara para dirigir a la Tricolor.
Ramiro Montenegro fue el presidente de Aucas en esa época. Lo contrató en el 2003. “Siempre fue dedicado a su trabajo y humilde, que se acostumbró a las situaciones”, incluso, a los problemas económicos que atravesó el club.
“No tenía defectos, aunque quizás a ratos era frío, indiferente con sus dirigidos”.