Luiz Felipe Scolari, seleccionador de Brasil, en una rueda de prensa, el 7 de julio de 2014. Foto: AFP
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Brasil y Alemania son las selecciones más poderosas del mundo. La ‘Seleçao’ tiene cinco títulos mundiales y su equipo se cotiza en USD 691 millones, mientras que la ‘Mannschaft’ colecciona tres copas del mundo y su plantilla tiene un valor de USD 632 millones en el ‘mercado de piernas’.
Entre ambas selecciones suman 196 cotejos en mundiales. Los sudamericanos disputaron 97, mientras que los europeos actuaron en 99 juegos.
Además, se han enfrentado en 21 partidos oficiales, pero solo dos de estos cotejos se realizaron en mundiales. El primero ocurrió en 1974: Alemania oriental cayó 1-0.
El último encuentro fue el más doloroso para los germanos. La ‘Canarinha’, también dirigida entonces por Luiz Scolari, se impuso en la final de Corea-Japón 2002 con dos anotaciones de Ronaldo.
El delantero alemán Miroslav Klose es el único sobreviviente de esa final y hoy pudiera salir como titular en Belo Horizonte (15:00 de Ecuador). El partido representa una revancha para el goleador y definirá el paso a la final de uno de estos equipos.
Klose, además, lucha por ser el máximo artillero de los mundiales (tiene 15 tantos al igual que Ronaldo).
Al juego de hoy, estas selecciones llegan con los roles invertidos: Alemania apela a un fútbol de toque, mientras que en el anfitrión -ya sin Neymar- prevalece la fuerza.
Janio Pinto, exfutbolista brasileño que reside en Machala, dice que la ausencia de Neymar puede fortalecer a la‘Seleçao’. “Antes todo recaía en el ‘crack’, pero ahora Brasil puede apelar al esfuerzo y mejorar su juego colectivo”.
Será, además, el duelo entre dos de los equipos con mejor defensa. Los sudamericanos han recibido cuatro tantos, mientras que los europeos, tres.
Pero Pinto advierte. “Brasil se crece ante los rivales fuertes”.