La rendición de cuentas de la Federación

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A casi dos semanas de la eliminación de Ecuador en el Mundial de Brasil, no hay ni cuentas claras ni autocrítica. Reinaldo Rueda, antes que regresar junto a sus jugadores, prefirió el exilio en Brasil. La suya es una posición cómoda.

Así se evita los cuestionamientos y, sobre todo, dar las respuestas que el país futbolero exige tras la participación de un equipo que, al fin y al cabo, él formó.No le va a la zaga Luis Chiriboga.

Sin comisión de selecciones funcionando y con nulas esperanzas de un informe de todo lo que significó (económica y futbolísticamente) esta participación mundialista, el titular de la Federación Ecuatoriana de Fútbol escampa en los ventilados palcos VIP de los estadios de Brasil, hasta que el clima espeso que produjo la derrota se disipe.

Sin respuestas claras, el terreno para las especulaciones se abona y florece. De ahí que la semana que finalizó haya sido rica en rumores del tipo “X se lleva mal con Y”, que “A se peleó con B” y demás chismografía insustancial que, queriendo o no, solamente le hace el juego a la dirigencia y le ayuda en su afán de salir librada de la debida rendición de cuentas que debería presentar.

La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) no dejó escapar a uno de sus críticos emblemáticos: Esteban Paz. En una respuesta pública a las opiniones adversas de este dirigente, la FEF incurre en una defensa personalista de su Presidente, donde incluso, argumenta, pues dice que esta administración “ha logrado sendos (sic) triunfos a nivel mundial situando a nuestro fútbol en un lugar preponderante”.

Pero vale aclarar que no hay ni victorias ni un sitio en la élite. Lo que falta es rendir cuentas.

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