Ariana Castro, Gabriela Mayorga y Adriana Valenzuela disputan la Superliga femenina. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
Gabriela Mayorga debe mantener un buen promedio de aprovechamiento en el colegio, para asistir a los entrenamientos de Emelec. Esa es la condición que le impusieron sus padres, cuando les contó que jugaría la SuperLiga Femenina, con la camiseta eléctrica.
A sus 14 años, la deportista ya suma 12 partidos y dos goles con el primer equipo eléctrico, que busca la clasificación a los ‘play off’ del torneo. Aunque está enfocada en su club, no descuida las materias que cursa en su colegio, el Leonidas García, en Guayaquil.
“Después del colegio duermo un par de horas y empiezo con las tareas para poder venir a la práctica”, contó Mayorga mientras esperaba el inicio del entrenamiento en las canchas de las formativas del club, en el parque Samanes.
Vive en el sector conocido como La Entrada de la Ocho, en el noroeste de la ciudad. A diario se demora cerca de 45 minutos en bus, para llegar hasta Samanes. Su papá va por ella al finalizar la jornada. Fue él quien le inculcó su amor por el fútbol.
Su familia está apegado al fútbol, su hermano mayor, Carlos Mayorga, actúa en la reserva del cuadro eléctrico. Con él jugaba desde pequeña, luego formó parte de las escuelas de formación de la Prefectura del Guayas y logró su convocatoria a la selección de provincia.
En su colegio la tienen identificada como deportista, por lo que durante dos años seguidos llevó la tea en los ‘Juegos Olímpicos’ de la institución. El mismo reconocimiento tuvo su compañera Ariana Castro, que estudia en el Teodoro Alvarado Oleas.
Con 15 años, Castro también es figura del cuadro porteño. Se ubica como lateral derecha, pero suele ir al ataque cuando su equipo tiene la pelota. En los 15 partidos que disputó esta temporada suma cinco goles.
A pesar de su corta edad, tiene experiencia en campeonatos. En el 2018 formó parte de la plantilla de Unión Española que consiguió el título en el torneo amateur de la Ecuafútbol.
“Es sacrificado, a veces me quedo hasta las 02:00 para terminar los deberes del colegio, pero al final todo es para cumplir mi sueño”, dijo la jugadora guayaquileña.
Siente que tiene una responsabilidad, porque son las primeras jugadoras que compiten en un torneo profesional. Según ella, los resultados que obtengan este año servirán para masificar el fútbol femenino e inspirar a las niñas que quieran practicar la disciplina.
En Emelec hay cinco jugadoras menores de 15 años, que buscan acoplarse al nivel de competencia. Así mismo, equipos como Barcelona, Guayaquil City, Delfín, Macara… cuentan con menores de edad, que combinan sus estudios con sus primeros pasos en el deporte.
Adriana Valenzuela es otra de las menores del cuadro eléctrico. Juega como enganche y suma cuatro tantos en 15 partidos. Ella admira a la brasileña Marta, por su juego y la frontalidad de sus declaraciones a la prensa sobre el desarrollo del fútbol femenino.
“No tendrán una Marta para siempre, una Cristiane, una Formiga… Y el fútbol femenino depende de ustedes (las jóvenes) para sobrevivir”, dijo la brasileña en junio pasado. Ese discurso motivó a Valenzuela, que estuvo pendiente del mundial que se desarrolló en Francia.
Cuando este en la cancha, la menor cumple su sueño y el de su madre, Rocío Arreaga, que no pudo jugar durante su juventud, debido a los prejuicios y la falta de torneos para mujeres. “Juego por las dos, eso me llena de emoción”, dijo la atacante.