Daniel Azcona asumió la banda de capitán tras la salida de Henry León, que se unió a Emelec. Foto: Eduardo Terán/ El Comercio
Daniel Librado Azcona es el que da el grito de guerra en el camerino. Lo hace antes que Independiente del Valle salga a la cancha a jugar. El guardameta es el que pone el buen humor en las concentraciones de los ‘Rayados’.
Habla mucho con el grupo. Les pide a los más jóvenes serenidad y atención al juego en los partidos. Hoy vuelve a conversar con cada compañero para que el equipo salga concentrado a buscar un triunfo ante Colo-Colo (19:45), en el estadio Rumiñahui, en Sangolquí, por el grupo 5 de la Copa Libertadores.
El golero suele compartir habitación en las concentraciones con el volante Júnior Sornoza y el defensa Arturo Mina. A sus 32 años, el paraguayo nacionalizado es el futbolista más ‘veterano’ que da consejos a los pelados del grupo, pero que también les suele hacer bromas. Pocas veces habla en guaraní.
Sornoza y Jonny Uchuari le han pedido que les enseñe un par de palabras en guaraní, el idioma de los paraguayos, pero les ha resultado difícil aprender.
Uchuari conoció al golero cuando llegó al país, en el 2009. En esa temporada fueron compañeros en Liga de Loja y este año se reencontraron en el equipo de Sangolquí. “Es un líder positivo que siempre habla con nosotros. Es un gran ser humano que le gusta guiar mucho a los jóvenes”, cuenta el ‘Pipiolo’.
El golero que adquirió la cédula de ecuatoriano en el 2014 y que para eso tuvo que aprender el himno nacional ha perdido el acento paraguayo. Es un quiteño más cuando conversa. Tiene costumbres y gustos como un sangolquileño más.
La semana pasada vivió momentos felices al pasar junto a su familia en Paraguay. Tuvo hinchada propia en las gradas del estadio Defensores del Chaco en el juego ante Guaraní.
Allí estuvieron Facundo, su padre; Herminia, su madre; sus hermanas Carolina, Andrea; y su hermano, Marcelo. Este último estudia ingeniería comercial. “Aproveché al máximo los días que estuve con ellos. Se extraña mucho a la familia cuando uno vive lejos. Siempre contacto con ellos y están pendientes de los partidos internacionales”. Una herencia de uno de sus abuelos es su segundo nombre: Librado.
Goloso de los mariscos, especialmente del camarón apanado, pudo traer un cargamento de tereré en el último viaje de su país natal.
Es fácil mirar al guardameta por el complejo Chillo Jijón cargado una tetera. Consume mucho la bebida paraguaya y también la disfruta en casa junto con su esposa
Graciela González, y con su hija Dayana Azcona (4 años), quien estudia en una escuela del valle de Los Chillos. Ella nació en Sangolquí.
Es muy conocedor de Quito y de los valles. Por eso, es una guía para los futbolistas extranjeros. Mario Rizotto da fe que es un compañero que siempre está dispuesto a colaborar en lo que le piden. “Daniel es un tipazo. Compartimos con su familia y es un gran líder” detalla el volante uruguayo de los ‘Rayados’.