Mientras el asesor jurídico de la Ecuafútbol reiteraba a la prensa nacional la inocencia de la FEF en medio de la investigación del FBI en los actos de corrupción de la dirigencia de la FIFA, en Buenos Aires el juez juez federal Marcelo Martínez de Giorgi ordenaba la captura de Alejandro Burzaco, CEO de Torneos y Competencias, y Hugo y Mariano Jinkis, dueños de la empresa de marketing, Full Play.
Full Play maneja hace una década los derechos de televisión de la Selección Ecuatoriana mediante convenio con la Ecuafutbol. El contrato incluye la organización de encuentros internacionales para el combinado tricolor.
El juez federal, confirmó “lo que tramita la justicia argentina es la extradición. La tipificación que hace EE.UU. habla de hechos de soborno, lavado de dinero y de ‘conspiracy’.
El tema es delicado pues Full Play mantiene una alianza estratégica con la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Si el proceso judicial sigue podrían intervenirse las cuentas de los imputados y con ello su quehacer económico quedaría limitado al máximo.
Las lecciones de este escándalo que salpica a la dirigencia mundial resultan evidente. Menos arrogancia y más transparencia. No es el momento de ingresar en polémicas inútiles ni ejercer defensas quijotescas de los involucrados.
A estas alturas poco importa dónde se depositó el dinero de la Conmebol, lo relevante será desvirtuar el origen de esos dineros provenientes de una Confederación Sudamericana que también es investigada por sinuosos procedimientos.
La dirigencia del fútbol nacional debe procesar esta bofetada a la credibilidad de la FIFA y al fútbol mundial. Disminuir el nivel de arrogancia y aumentar los niveles de transparencia puede ser el camino ideal.