Ámbar Torres es la volante de creación del equipo nacional. En los últimos meses viajó a Estados Unidos. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
Tres años competitivos o nada. La Selección ecuatoriana de fútbol femenino, que en abril jugará la Copa América en Chile, buscará incluirse entre los tres mejores del torneo regional, caso contrario quedará al margen del Mundial 2019, de los Juegos Panamericanos 2019 y de los Juegos Olímpicos 2020.
El grupo de 26 jugadoras se entrena en Quito desde hace tres semanas, pero el trabajo con la seleccionadora Wendy Villón comenzó en diciembre, con microciclos en Guayaquil.
La exdelantera tomó la posta que dejó Vanessa Arauz, quien llevó a Ecuador al Mundial Canadá 2015. Ese es el reto que asumió Villón, quien tiene en su hoja de vida cuatro títulos en los Campeonatos Nacionales de fútbol femenino, que organiza la Ecuafútbol.
Villón decidió formar una base con las jugadoras que dirige en Unión Española, campeón nacional 2016 y 2017; sin embargo, son las siete ‘legionarias’ las que asumirán un rol protagónico en la Tricolor.
Ligia Moreira fue la capitana de la Selección en el Mundial 2015 y en la Copa América 2014. Se desempeña como zaguera y hace dos años juega en la Liga Profesional en Colombia,
en el club Patriotas de Boyacá. “Estoy contenta de volver a entrenarme con mi Selección y de pensar en lograr una buena actuación la Copa América”, dijo la capitana, que anotó un gol en el Mundial de Canadá.
Ese año se unió a Patriotas
Mayra Olvera, volante de contención. En el 2017 estuvo en Deportivo Pasto y este año pasó al conjunto de Boyacá, donde incluso lleva un gol anotado.
Las dos son titulares en su club. “Con la experiencia adquirida, venimos a aportar a la Selección”, declaró Olvera, que se unió a la Tri la semana pasada. Está próxima a cumplir 26 años, es oriunda de Valencia y con Rocafuerte ganó dos títulos nacionales.
Villón las conoce a las dos pues las dirigió en Rocafuerte. A esta lista de legionarias se suman Andrea Vera, Anggie Ponce y Ámbar Torres, que juegan y estudian en universidades de los Estados Unidos; la golera Irene Tobar, que juega en Real Catagena, en Colombia; y la delantera Kerly Real, que aún no se ha podido confirmar como titular en el Málaga.
Todas ellas formaron parte de la Selección que jugó la anterior Copa América del 2014. Allí obtuvieron el tercer lugar, que les permitió disputar el repechaje al Mundial (y luego lograron el cupo ante Trinidad y Tobago) y los Juegos Panamericanos.
Cuatro años después, el desafío se torna complicado. Las legionarias vienen de competir en sus respectivos torneos, pero las jugadoras de clubes locales no. El Campeonato Nacional del 2017 se realizó en noviembre, en 10 días.
Desde hace cuatro meses que no compiten y tan solo han estado entrenándose. Unión Española, que se coronó campeón, tuvo en febrero la participación en la Copa Libertadores, torneo en el que fue eliminado en la primera ronda.
Esa falta de competencia ya se evidenció en la eliminación de las selecciones nacionales Sub 20 y Sub 17 en la primera fase de los Campeonatos Sudamericanos. No llegaron a instancias finales, mucho menos a lograr los cupos a los Mundiales de cada categoría.
Wendy Villón dijo que cuando la nombraron seleccionadora sabía de la importancia de ese cargo. “Las jugadoras se entrenan cada día porque tienen la ambición de lograr algo lindo para el país”.
La Ecuafútbol tampoco se ha esmerado por dar competencia a la Selección femenina. Ecuador está fuera del ‘ranking’ FIFA en el fútbol femenino. Según el escalafón de marzo del 2018, la Tricolor no tiene ubicación porque no ha tenido actividad por 18 meses.
El torneo reparte dos cupos y medio al Mundial 2019, cuatro cupos a los Juegos Panamericanos 2019 y dos cupos a los Juegos Olímpicos 2020.