Farisa Córdoba, de Panamá (izq.), y Maryury Sánchez (der.) jugarán en el club Ñañas. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Su estatura la delata. Mide 1,81 metros y es la nueva guardameta del club Ñañas de Quito para la Súper Liga de fútbol femenino que comenzará en dos semanas.
Se llama Farisa Córdoba, tiene 29 años y nació en Panamá. Llegó el pasado 13 de marzo y dice que está aún en proceso de adaptación. “Las chicas me han brindado toda su ayuda desde mi arribo a la ciudad. La gente en Ecuador es muy amable. Tengo ganas de que empiece el torneo para conocer las canchas y las otras ciudades”.
Se define como una arquera con mucha participación en el juego del equipo. Le gusta salir a cortar y también salir con el balón desde su área. “Acá he visto que las jugadoras hacen muchos ‘driblings’ y les gusta llegar hasta el área. Hacen pocos remates desde fuera”.
En estas tres semanas ha trabajado mucho con sus compañeras de defensa. “Nos estamos conociendo, he visto muchos videos del equipo y me estoy acostumbrando a sus palabras y ellas a las mías. Debemos llegar a lograr mucha comunicación, que con un solo movimiento o gesto, ya sepamos lo que debemos hacer”.
Su carrera deportiva la ha realizado, completamente en su país. Fue convocada a la selección juvenil y también a la absoluta, con las que ha jugado torneos premundiales.
El año pasado jugó el clasificatorio al Mundial de Francia y alcanzó el repechaje, donde Panamá cayó ante Argentina.
En diciembre jugó la Copa Libertadores 2018 con el club Sport Girls de Perú. Esa actuación le permitió ser considerada por el entrenador de Ñañas, Francisco Ramírez, para su contratación.
“Me gustaría volver a la Copa Libertadores, pero esta vez con Ñañas”.
Antes de llegar al fútbol ecuatoriano, se coronó campeona de Panamá con Universitario, “un club que también tiene su plantel masculino”.
Farisa Córdoba, de Panamá, y Maryury Sánchez jugarán en el club Ñañas. Foto: Patricio Terán / EL COMERCIO
Al igual que sucede en los países de América Latina, el fútbol femenino en su país no termina de consolidarse. “No hay muchas canchas ni apoyo. Espero que, al regresar, pueda brindar mi granito de arena para lograr ese desarrollo por el que estamos trabajando”, añadió la futbolista que tiene un título académico: es ingeniera mecánica.
El entrenador Francisco Ramírez, de Farissa, destacó su habilidad, especialmente en el fútbol a ras de piso. “Pese a su estatura , es muy rápida, y es muy segura en el fútbol aéreo”.
Destacó que, en la Libertadores, “realizó un gran trabajo e impidió varios goles de las delanteras de Santos de Brasil”.
Farisa le ha dedicado la mitad de su vida al fútbol. Su puesto en la cancha lo heredó de su hermano, Félix. “Él jugaba en esa posición y me la delegó a mí”, dice entre sonrisas.
“Lo más anecdótico es que graba todos mis partidos, y a los cinco minutos me llama a conversar. ‘Tienes que mejorar esto, tienes que hacer esto otro’. Ahora quien juega soy yo y no él”. Sin embargo, se siente agradecida y motivada, pues es su único hermano. “Y es mi entrenador, mi asistente, pero dice que nunca será mi aguatero, me aclaró”, y sonríe.
Aceptó la propuestas de jugar por Ñañas, por la filosofía que tiene el equipo. “Trabajar en beneficio de fútbol femenino. Además me gustó el significado de la palabra Ñañas, allá en Panamá no la conocemos”.