La falsa promesa del Atahualpa

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Consternación ha dejado el anuncio del vicepresidente Jorge Glas, sobre la remodelación del Atahualpa. ¿Se acuerdan?

Fue un ofrecimiento de campaña, cuando Augusto Barrera intentaba salvar su naufragio electoral prometiendo milagros y apelaba al ministro José Cevallos (que ahora confiesa su interés en ser presidente no solo del Barcelona SC sino de la Ecuafútbol y hasta de la FIFA, en un simpático arranque de megalomanía), para conquistar a la hinchada y sus votos.

Uno de esos milagros fue la promesa de traer al siglo XXI al venerable Atahualpa mediante una inversión de USD 74 millones para hacerlo funcional, bonito, agradable a la vista y al espectáculo, pero seguro y familiar.

Se lo prometió en un acto con invitados, rueda de prensa y protocolo. Hasta hay un video con la maqueta de cómo quedaría el estadio para que nos emocionemos.

¡Es la casa de la Tricolor, pues! Pero al parecer ha sido una oferta mentirosa o mal calculada pues Glas acaba de recordarnos que hay otras prioridades y pide un debate ciudadano sobre lo oportuno de gastarnos semejante cifra.

¿Debate? ¿Para qué? Es cuestión de hacerlo o no, y punto. Si hay necesidades más urgentes, pues ni modo, habrá que usar el dinero en lo prioritario.

Igual, el Gobierno hace muchas cosas sin preguntar a los ciudadanos, como la campaña con la música de John y Paul. Y si la idea es debatir, pues hay asuntos más urgentes.

El Código Monetario, la reelección indefinida y el Yasuní son temas necesarios. El estadio es, después de todo, secundario. No obstante, quedó la impresión de que todo ha sido una mentira electoral.

Un golazo que Barrera le quiso meter a Rodas y que Glas se lo termina metiendo a los hinchas de Quito.

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