La FEF y la Tricolor son una parodia

La tibieza en los procedimientos que aplica la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) alarma, asusta e indigna.

El directorio de la FEF gambeteó la separación de Gustavo Quinteros por no realizar bien su trabajo. En lugar de aclarar los niveles de lealtad profesional del argentino y validar o no un audio en el cual el DT descalificaba a la dirigencia ante el plantel, los dirigentes con asombrosa tibieza lo ratificaron.

En lugar de fortalecer al grupo, Quinteros se dedicó a comparar su sabiduría con la de sus detractores y a disminuir la fortaleza local de la Selección reflexionando negativamente sobre la validez de la altitud. Él no fue riguroso al evaluar el momento de los seleccionados; tampoco visitó las canchas (no asistió a la final de la Libertadores que jugó Independiente) ni acudió a un ejercicio de autocrítica para enmendar sus equivocaciones.

Quinteros no es bienvenido en la Tri y su presencia representa un peso para el grupo. Sin embargo, quedó evidenciado que el dinero, tanto para la FEF como para el argentino, influyó para que ambas partes ignoren códigos básicos de ética futbolera.

Ecuador está eliminado del Mundial. Afirmar lo contrario es aferrarse a quimeras.

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